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El Grupo Primero de Mayo-FIJL.

¿Qué fué Defensa Interior?
Que fue D.I. (Defensa Interior)? Conferencia de Octavio Alberola y Luis Andres Edo.
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El «Grupo Primero de Mayo», nacido a partir de militantes de la Federación Ibérica de las Juventudes Libertarias [FIJL], es la consecuencia directa del aislamiento en que había caído esa organización tras su ruptura con las dos otras ramas del Movimiento Libertario Español: la CNT y la FAI.


Este grupo corresponde a una nueva etapa en el activismo anarquista español, fase definida en el mes de junio de 1965 en una circular de la Comisión de Relaciones de la FIJL, precisando los objetivos y las diferentes fases de la campaña internacional en favor de los presos políticos. Estos objetivos están resumidos en un párrafo de esta circular «Consideramos que los objetivos de la oposición tolerada, secundada en ello por la oposición clásica, se limitan a la simple demanda de libertad sindical y derecho de huelga. Estos [objetivos] deben ser aumentados con un exigencia más general, más concreta, más urgente y más positiva: la libertad para todos los prisioneros políticos [...] Se trata de sensibilizar al máximo, en esta primera fase, a la opinión pública sobre la situación de los prisioneros. Esta campaña servirá, indiscutiblemente, para estimular y desarrollar después todas las otras formas de lucha contra los fascismos ibéricos [España y Portugal en aquel entonces].»

La Comisión de Relaciones de la FIJL se había pronunciado por la autonomía de los grupos de acción. Es exactamente lo que más tarde afirmarán grupos como el MIL o los GARI. Varios de estos grupos autónomos de la FIJL se prepararon para pasar a la segunda fase de hostigimiento del régimen franquista. La primera fase consistía, como ellos mismos explican, en la solidaridad con los presos políticos. Estas dos fases fueron asumidas por separado y ejectuadas por el MIL y los GARI: estos últimos desarrollaron sobre todo la fase de solidaridad y los primeros, la fase de hostilidades.

La primera vez que se oyó hablar del «Grupo Primero de Mayo» fue con un día de adelanto respecto a la fecha que su nombre deja suponer: el 30 de abril de 1966. Ese día, la prensa romana anuncia la «misteriosa desaparición de monseñor Marcos Ussía, consejero eclesiástico de la embajada española en el Vaticano.» El comunicado de la agencia italiana precisaba que el prelado español había sido raptado por un comando anarquista que exigía la liberación de todos los presos políticos encarcelados en España.

Al día siguiente Luis A. Edo, antiguo secretario de la Federación local de la CNT en París -que se encontraba en Madrid desde abril-, en unas declaraciones al corresponsal de la Agencia France-Press, asumía la responsabilidad del rapto. Era la primera vez en la historia de la España franquista que un particular reivindicaba un secuestro; eso es lo que se desprende, al menos, de sus declaraciones a dicha agencia. Cabe subrayar que Luis A. Edo había dado su verdadero nombre al corresponsal, quien no hizo mención en su artículo del «Grupo Primero de Mayo»: Ello se prestó a toda serie de comentarios. pues, como veremos. fue el «Grupo Primero de Mayo» quien en realidad raptó al eclesiástico español. La prensa española temía por su parte las consecuencias de una campaña anarquista y del hecho de que un particular reivindicase un rapto cometido el día anterior a miles de kilómetros.

El día 3, las circunstancias del rapto son ya mejor conocidas por la opinión pública, gracias ante todo a Avanti, portavoz del Partido Socialista Italiano, que publica una carta que le ha sido enviada por un grupo anarquista español que se presenta como «Grupo Primero de Mayo (Sacco y Vanzetti)». La carta de este grupo confirma en general las declaraciones de Luis A. Edo: «Somos un grupo de anarquistas españoles [...] Nos hemos visto obligados a utilizar esta forma de acción con el fin de que el embajador de España ante la Santa Sede envíe una petición al papa a fin de que éste, a su vez, solicite públicamente del gobierno del general Franco la libertad para todos los demócratas que purgan penas en diversas en las cárceles franquistas.»

La CNT, que aún no había acabado de digerir la ruptura de la FIJL y que suponía quiénes eran responsables del rapto, declaró «Ignoramos completamente esta historia. Se trata de una acción marginal, acción que quizás han realizado algunos de los militantes de nuestra organización, pero sin ningún contacto con los órganos de dirección.» Por una extraña coincidencia estas declaraciones fueron reproducidas por el diario Pueblo, portavoz de los sindicatos falangistas, el 5 de mayo de 1966. Esta actitud de los «órganos de dirección» de la CNT era la que había provocado la ruptura de las Juventudes Libertarias y lo que condujo a éstas a pronunciarse por la autonomía de los grupos de acción.

Si el rapto de monseñor Ussía no tuvo otro efecto que una intensa propaganda contra Franco, en el interior, y multitud de entrevistas de los anarqu¡stas más conocidos en Francia y en Italia, en la radio la televisión y los diarios de ambos países, al menos reagrupó a casi todos los partidarios de la acción directa (activistas) en torno a la revista Presencia, cuyo primer número se remontaba a finales de 1965.

Esta revista fue un polo de convergencia, ideológico y práctico, de cuantos, habiendo superado los viejos sectarismos, se mostraban abiertos al diálogo con toda especie de marxistas no dogmáticos. Presencia fue durante un largo periodo, junto con Cuadernos de Ruedo ibérico y Mañana, uno de los portavoces más importantes de la nueva izquierda espanola en el exilio. Los textos y publicaciones de estas tres revistas influyeron profundamente en el MIL, al menos en lo que al antidogmatismo se refiere. Pero el MIL fue un grupo con características diferentes a las de la revista Presencia; ésta tiene el mérito de haber sido la primera publicación que, siendo profundamente anarquista buscaba el diálogo con los marxistas, excepción hecha del PCE.

A propósito del secuestro de monseñor Ussía, la prensa española citó insistentemente el nombre de Octavio Alberola como responsable del «Grupo Primero de Mayo». El 28 de octubre de 1966 fueron detenidos cinco militantes anarquistas entre los que se encontraba Luis A. Edo. El grupo fue presentado por la prensa como autor material del rapto y el nombre de Alberola volvió a aparecer como «cerebro» de la operación.

Dejando aparte las cuestiones ideológicas, el «Grupo Primero de Mayo» es, por su insistencia en la solidaridad, el grupo que mas se identifica con los GARI. El «Grupo Primero de Mayo» había nacido bajo el signo de la solidaridad y su acción se desarrolló en relación con este punto. Así, en abril de 1967, tras haber retenido durante algunas horas al secretario del embajador y al consejero jurídico de la embajada española en Londres, el «Grupo Primero de Mayo» hizo llegar al embajador español una carta dirigida al ministro de Asuntos Exteriores, en la que amenazaba con retener a otros diplomáticos si la condena impuesta al grupo de Luis A. Edo no era moderada [1]. Después de la condena del grupo de este último, el 4 de julio de 1967, apenas nada moderadas (nueve años de cárcel para Luis A. Edo), el «Grupo Primero de Mayo» desarrollando esa lógica que más tarde seguirán los GARI, trató de responder a esas condenas y de crear un vasto movimiento internacional de solidaridad.

La respuesta a las condenas fue iniciada en la noche del 18 de agosto de 1967, en el curso de la cual fueron ametrallados los coches de sus consejeros de la embajada española en Londres. La acción fue reivindicada al día siguiente por el «Grupo Primero de Mayo» quien, en acciones posteriores, relacionadas con las condenas impuestas a los miembros del grupo de Luis A. Edo, asumirá también la responsabilidad bajo otro nombre.

El 20 de agosto de 1967 la embajada americana en Londres es ametrallada. Un «Movimiento de Solidaridad Revolucionaria Internacional» (MSRI) asume la responsabilidad del acto. En sus orígenes el MSRI estaba compuesto únicamente por los miembros del «Grupo Primero de Mayo», lo que demuestra que cuanto más pequeño es un grupo, más grandilocuente es su nombre.

La tarjeta de presentación del MSRI fue un documento dirigido «A todos los movimientos revolucionarios del mundo», en el que se definen las bases de una práctica de solidarídad entre todos los grupos activistas, si no de todo el mundo, al menos de los europeos. Señalemos enseguida que esta llamada influyó profundamente en cuantos movimientos de solidaridad se crearon con posterioridad al MSRI. El llamamiento, que sirve de título a un folleto, consta de siete puntos que podrían ser resumidos como sigue:


1) Considera que la única vía posible para luchar contra la represión fascista es la lucha armada.
2) Las divergencias ideológicas son el origen de la inacción general.
3) Renuncia a todos los partidos y a todas las ideologías.
4) Propone que la solidaridad se realice únicamente entre grupos que renieguen del Imperialismo y de la coexistencla pacifica.
5) Denuncia a todos los capitalismos (privados o de Estado) como nocivos para la humanidad y considera que e! verdadero objetivo revolucionario es la libertad para todos los pueblos.
6) Propone acabar con los antagonismos doctrinales.
7) Y, en consecuencia, una amplia unión en un vasto Movimiento de solidaridad Internacional.

A partir de este llamamiento programático, el «Grupo Primero de Mayo» tratará de establecer contacto con todos los grupos activistas de Europa. No podemos afirmar que haya existido esa cooperación por falta de documentación. No obstante, estamos convencidos de que un solo grupo no es capaz de colocar 10 bombas en un día: esto fue lo que ocurrió el 12 de noviembre de 1967 con motivo del asesinato del Che Guevara en las montañas bolivianas el mes de octubre anterior. Ese dia, ocho embajadas y dos oficinas de turismo fueron destruidas por fuertes paquetes de dinamita: en Bonn, las embajadas de Grecia, España y Bolivia; en Roma, la embajada de Venezuela; en La Haya, las embajadas de los Estados Unidos, Grecia y España, en Madrid, la embajada de los Estados Unidos; en Milán y en Ginebra, las correspondientes oficinas de turismo español.

Estos diez atentados fueron explicados, justificados y reivindicados por el MSRI en su boletín de información número 4, aparecido hacia finales de marzo de 1968, es decir algunos meses después de los acontecimientos. El objetivo de estas acciones, según se explica allí era doble:


1) Dar a conocer al público, por intermedio de las agencias de prensa, las reivindicaciones que motivan estas acciones.
2) Mostrar, a través de esas reivindicaciones, la escalada de terror que se desarrolla en el mundo bajo la égida del gobierno de los Estados Unidos.

«La escalada de terror», patrocinada por los Estados Unidos, era uno de los temas favoritos de los guevaristas. La influencia de Ché Guevara en España fue grande: grupos como el FLP, junto con alguna corriente del movimiento libertario, adoptaron sus tesis, aunque la teoría del «foco guerriliero» campesino la remplazasen por el «foco guerrillero» urbano. Esta influencia podría explicar la cascada de bombas del 12 de noviembre de 1967.

Después de haberse inspirado durante cierto tiempo en Che Guevara el «Grupo Primero de Mayo» se adhiere a las tesis del «Movimiento 22 de Marzo» [2]. Daniel Cohn-Bendit, en nombre de ese movimiento, afirmó: «Es imperativo abandonar la teoría de la «vanguardia dirigente» y adoptar la concepción -mucho más sencilla y mucho más honesta- de minoría actuante, que desempeña una función de fermento permanente, promoviendo la acción sin pretender dirigirla. La fuerza de nuestro movimiento radica, justamente, en que se apoya en una espontaneidad «incontrolable», que impulsa sin pretender canalizarla, sin pretender utilizar en beneficio propio la acción que ha puesto en marcha». De estas afirmaciones tomarían buena nota no sólo el «Grupo Primero de Mayo» sino también el MIL y los GARI. Esta crítica antiautoritaria cuajó y del mayo francés saldrían todos los grupúsculos llamados de «extrema izquierda», en cuyo origen se encuertra, efectivamcnte, una rebelión contra la autoridad.

Inspirados por el «Movimiento 22 de marzo» y en vísperas de la extraordinaria explosión del Mayo francés, el «Grupo Primero de Mayo» envió a todos los grupos y organizaciones anarquistas en los primeros días del mes de abril, un estudio seguido de cinco proposiciones. Este estudio, titulado Para una práctica anarquista internacional considera que, de hecho, existe un statu quo establecido por grupos sociales que se pretenden irreconciliables (URSS, China, Estados Unidos) y, a partir de este hecho, un anarquista debe no sólo reafirmar su antiestatismo sino, además, asumir una actitud de rebelión permanente junto a su crítica del autoritarismo.

Para el «Grupo Primero de Mayo» los principios ideológicos son una s¡mple referencia demagógica y no se puede ni se debe esperar nada de los dirigentes políticos o sindicales. Para este grupo, ni la coexistencia pacífica ni la sociedad de consumo han logrado hacer desaparecer las contradicciones, que se traducen en conflictos armados, de nuestras sociedades. Como solución a esta serie de problemas, el grupo afirma la eficacia de la acción, «siempre que ésta responda a una línea ideológica y táctica», y ello a pesar de que en ese mismo documento, en su segunda conclusión se afirme que los principios ideológicos constituyen una simple referencia demagógica. A pesar de la contradicción, retenemos que este grupo ha ocupado una encrucijada ideológica -encrucijada que será ampliamente superada durante el mayo francés-, y que a ella respondió con los conocimientos y experiencias de que disponía, El llamamiento que al final de este documento se formula cayó en el vacío al ser superado por los acontecimientos del mes siguiente.

El «Grupo Primero de Mayo» desapareció en la tempestad de 1968 y no volvió a saberse de él hasta el 1 de mayo de 1973, fecha en que dirigen un documento-llamamiento (y ahora, ¿qué?) a todos los grupos revolucionarios «que coinciden en la necesidad de una solidaridad revolucionaria internacional», en el que sugieren a cuantos «no quieran vivir alienados ni servir de soporte a la Dominación» lo siguiente: (.,.) [sugerimos] a todos cuantos hayan superado los nocivos sectarismos ideológ¡cos y renunciado a la quimérica lucha legalista, unir sus esfucrzos a los nuestros para fomentar el activismo revolucionario en todas sus formas, con el fin de poner en marcha procesos de presión capaces de sensibilizar las masas en torno a las luchas de los pueblos, de las minorías o de los individuos víctimas de la opresión y de la represión de los Estados y del Capital. Esta unión o colaboración puede estar basada en las premisas ya enunciadas en nuestros documento, previos a la explosión revolucionaria de mayo de 1968, por estar aún vigentes las causas que motivaron su formulación y por haberse confirmado la eficacia del activismo revolucionario anarquista en la propagación de la inquietud revolucionaria en el seno de la sociedad contemporánea». Como todas las anteriores, esta ultima llamada quedó sin respuesta.

El «Grupo Primero de Mayo» no estableció nunca contactos con el MIL, aunque posteriormente, Octavio Alberola [3], antiguo miembro de ese grupo y Jean-Marc Rouillan, antiguo miembro del MIL que logró escapar, viesen sus nombres reunidos por las circunstancias y contra su voluntad en el dossier GARI.

1. Luis A. Edo y cuatro militantes más de la FIJL habían sido detenidos el 27 de octubre de 1966 en Madrid y fueron acusados de estar en posesión de un abundante arsenal (metralletas, pistolas y dinamita en cantidad), así como del secuestro de monseñor Ussía.

2. Movimiento estudiantil francés que estuvo en el origen de los acontecimientos de mayo de 1968. Entre sus miembros se contaban Daniel Cohn-Bendit y Geismar. Este último provocaría más tarde una escisión en el «Mouvement du 22 Mars», de donde salió La Cause du Peuple.

3. Dos años después del rapto de monseñor Ussía, era detenido Alberola inculpado de tenencia ilegítima de armas y estancia ilegal en Bélgica aunque en realidad la razón fue que se le temía más que al diablo por considerársele como el «jefe» (calificación dada por ABC) del «Grupo Primero de Mayo».
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