Insurgencia libertaria: Las Juventudes Libertarias en la lucha contra el franquismo (libro).

Incluimos a continuación el libro completo "Insurgencia libertaria: Las Juventudes Libertarias en la lucha contra el franquismo" de Salvador Gurucharri y Tomás Ibáñez editado por Virus desde donde se puede comprar por 24 €.

Sinopsis y autores:

Insurgencia LibertariaPese a la dispersión de la militancia libertaria tras 1939, el movimiento libertario mantuvo en el exilio el pulso de sus organizaciones, aunque con un pesado lastre de enfrentamientos internos. La colaboración gubernamental durante la guerra, dio pie a una división entre «puristas» y «colaboracionistas» a menudo más nominal y biográfica que política, pero que condicionó los debates de posguerra. No obstante, entre los núcleos de anarquistas huidos de la Península se fue generando una red de contactos, publicaciones, ateneos, encuentros internacionales etc., que la dirección cenetista en Toulouse quiso centralizar jugando, a la larga, un papel entorpecedor y paralizante.
En este contexto, y tras el declive de las tentativas guerrilleras de Sabaté y Facerías, algunos jóvenes crecidos en el exilio y otros llegados del interior, con la ayuda de ciertos veteranos, buscaban un nuevo marco para el movimiento libertario: fortalecer la creación de grupos en la Península y priorizar la acción directa como instrumento para minar el Estado fascista. Así nacería Defensa Interior, organismo destinado a llevar a cabo acciones armadas, aprobado en 1961 por la CNT. Esta decisión prometía, para los hastiados de la burocracia, una nueva etapa que recuperaría el sentido y el protagonismo de la acción libertaria. Militantes de Juventudes Libertarias como los hermanos Gurucharri u Octavio Alberola, y viejos luchadores del calibre de García Oliver o Cipriano Mera apostaron honestamente por el DI; mientras la dirección cenetista lo saboteaba de manera sistemática. Pese a ello, entre 1962 y 1970 se llevaron a cabo una cincuentena de acciones que, después de la supresión formal del DI en 1965,  fueron continuadas por las Juventudes Libertarias y el Grupo Primero de Mayo. Entre estas acciones se encuentran el secuestro del delegado español en el Vaticano monseñor Marcos Ussía, y varios planes frustrados contra el dictador Francisco Franco.

El rechazo creciente de la dirección del Movimiento Libertario, en manos de personas como Federica Montseny o Germinal Esgleas, las ejecuciones de Delgado y Granados, las detenciones de importantes militantes en el interior y las propias redadas de las autoridades francesas contra los sectores más activos del exilio acabarían por asfixiar esta vía. Se frustraron así las ilusiones de una nueva generación de libertarios que, mientras fracasaba el intento de renovar y relanzar las organizaciones históricas del anarquismo ibérico, encontraban en los movimientos en torno a los que se fraguó el Mayo del 68 y en el contacto con otros jóvenes anarquistas europeos la posibilidad de una acción revolucionaria al margen de las viejas estructuras.
Salvador Gurucharri Ochoa (Barcelona, 1936) ingresó en la sección londinense de la CNT y la FIJL en 1956, desde donde es tableció lazos con las Juventudes Liber ta rias de París. Participó en el proceso de reunificación de la CNT en 1960 y en las fases preparatorias de Defensa Interior. Como se cre tario de la Comisión de Relaciones de la FIJL participa en la Comisión de Defensa. Fue detenido en 1963, en una macrorredada de las autoridades francesas contra medios libertarios, y asignado a vigilancia en París, donde integró la Comisión de Relaciones clandestina. En 1965 marchó a Bruselas para constituir la Delegación Exterior de la FIJL. Tras su vuelta a España en 1976 se situó en la corriente oficial sin participar en el desgarrador V Congreso. En los años noventa milita en la CNT de Cataluña desconfederada. Dirigió Solidaridad Obrera hasta 1999 y es autor Bibliografía del anarquismo español 1869-1975. Anotaciones para una bibliografía razonada (Barcelona, 2004).
Tomás Ibáñez Gracia (Zaragoza, 1944) durante los años sesenta participó desde París en el movimiento anarquista francés y en la lucha antifranquista de los jóvenes libertarios españoles en el exilio. Miembro
de la Comisión de Relaciones de la FIJL entre enero de 1966 y abril de 1969, fue desterrado de París y asignado a vigilancia en una remota región fran ce sa tras participar en los hechos de Mayo del 68. Tras regresar a Barcelona en 1973 se involucró, ya muerto Franco, en el re surgir multitudinario de la CNT y del movimiento libertario. Después del V Congreso abandonó la militancia anarcosindicalista hasta el año 2000
en que se afilió a CGT. Cofundador de la revista Archipiélago, actualmente escribe para revistas libertarias de diversos países. Entre otros libros, es autor de ¿Por qué A? Fragmentos dispersos para un anarquismo sin dogmas (2006), Poder y Libertad (1982), Municiones para disidentes (2001) o Contra la Dominación (2005).

Libro:

Ibáñez, T. y Gurucharri, S. - Insurgencia libertaria. Las JJ.LL. en la lucha contra el franquismo [2010]
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El DI y la resistencia libertaria contra el franquismo.

Por razones generalmente partidistas, la resistencia libertaria contra el franquismo ha sido frecuentemente olvidada en la historiografía del antifranquismo. Pero este «olvido» es aún más notorio en el caso de la resistencia libertaria de los años sesenta, por ser en esos años cuando los libertarios intentaron organizar y poner en marcha su proyecto resistencial más consecuente, el DI (Defensa Interior), y cuando sus acciones obtuvieron mayor repercusión internacional.

Efectivamente, al reactualizar la lucha activa contra el franquismo y la presencia del anarquismo, el DI fue el blanco de todos los que, inclusive entre los libertarios, no veían con buenos ojos una reactualización que ponía en evidencia su inmovilismo o que contrariaba sus planes y objetivos políticos.



No es de extrañar pues que coincidieran tantos intereses en ocultar la historia del DI y que por ello ésta sea hoy en día, hasta en los propios medios libertarios, tan poco conocida. Un desconocimiento que, gracias a la reactualización del caso Granado-Delgado en el marco del actual proceso de recuperación de la memoria histórica, está comenzando a ser paliado. No sólo porque al hablar de este caso se ha tenido necesariamente que hablar del DI, sino también porque las nuevas generaciones de militantes y de historiadores están demostrando un gran interés por descubrir la resistencia libertaria de esos años, que tantos intereses coincidieron en ocultarla.

Este interés exige pues un deber de información de parte de los que podemos aportarla. Y esto es lo que me han pedido hacer hoy aquí; pero, antes de hacerlo me parece necesario hacer algunas puntualizaciones sobre el franquismo y el antifranquismo, desde el final de la guerra hasta 1960.

El franquismo

Con el pretexto de restablecer el orden, los militares facciosos se sublevan en 1936 contra el gobierno de la Segunda República. La sublevación triunfa en algunas zonas del país; pero en otras, gracias a la reacción popular, la sublevación fracasa y comienza la llamada Guerra Civil…

Franco es uno de los generales comprometidos en la conspiración y uno de los primeros en sublevarse; pero es gracias a una serie de circunstancias (Sanjurjo muere en un accidente de aviación al regresar a España y Mola encuentra muchas dificultades en el norte) que consigue ser nombrado Generalísimo de los Ejércitos y Jefe del Gobierno faccioso por la Junta militar reunida en Salamanca. Y así es como, tras apartar a los jefes históricos del alzamiento y «unificar» la masa de militantes y dirigentes fascistas en un partido único, Franco consigue ser, además de Jefe del Estado, el Jefe Nacional de Falange Española Tradicionalista y de la JONS y el supremo Caudillo del Movimiento. Por eso, al terminar la guerra, logra asumir ―«en su entera plenitud» y con el título de «Caudillo de España por la gracia de Dios»― la absoluta autoridad de ese «Estado nuevo» que, hasta el fin, será un «reino sin Rey» y en todo momento una feroz y brutal dictadura castrense.

El franquismo, ese régimen que dura hasta la muerte de Franco, no es otra cosa que la alianza tradicional entre caciques, curas y militares, aunque adaptándose a los aires de la época, adopta el ropaje y el ceremonial fascistas de la Falange. Ésta, que se considera el tercer pilar del Régimen, copia y trata de imponer la ideología totalitaria de los fascismos europeos; pero, ya desde el comienzo de la Guerra Civil, el Ejército, la Iglesia y la Derecha reaccionaria, que son los verdaderos poderes que configuran el franquismo, ven en la Falange un aliado circunstancial, pero embarazoso para sus planes. Por ello, a partir de 1943, tras los desastres militares de Mussolini y su arresto por orden del rey Víctor Manuel III, comienza la desfalangización del país y el franquismo aparece como lo que realmente es: una dictadura reaccionaria, militar y clerical.

El objetivo de estos poderes es simplemente imponer una dictadura que garantice sus privilegios, una dictadura dispuesta a reprimir toda forma de protesta popular, intransigente e implacable con los sectores sociales que habían querido reformar la sociedad española y más aún con los que habían intentado transformarla revolucionariamente.

El franquismo no sólo es un régimen que no reconoce ninguna de las libertades fundamentales (de reunión, de organización y de expresión), sino un régimen inquisitorial, implacable en la vindicta y en la represión de todos cuantos se atreven a reclamar esas libertades. Entre 1939 y 1944, la represión franquista alcanza sus niveles más altos de brutalidad y las víctimas se cuentan en cientos de miles. Sólo cuando sus padrinos Hitler y Mussolini son derrotados, Franco hace una «pausa» en su política represiva; pero esta «pausa» es corta, no dura más que el tiempo necesario para que el Caudillo pulse el sentir de los Aliados sobre la continuidad de su régimen. Después, a medida que las connivencias de las Potencias «democráticas» con Franco aumentan y se esfuma la posibilidad de su derrocamiento, el franquismo vuelve a ser esencial y brutalmente represivo.

El antifranquismo

Al terminar la guerra, con la victoria franquista, la mayoría de los vencidos acepta e interioriza la derrota; pero los hay que deciden resistir y proseguir el combate contra el franquismo por las armas. Más tarde, tras la derrota del nazifascismo, otros ―confiando en el respaldo de las Democracias vencedoras― deciden dedicar sus esfuerzos a la constitución, en España y en el exilio, de una «oposición política» para «luchar» contra Franco en las Cancillerías y esperar...

El antifranquismo institucional:

Esta Oposición espera el milagro, la caída de Franco, gracias a la buena voluntad de las Grandes Potencias. Pero no sólo las Democracias no provocan la caída de Franco, sino que ni siquiera hacen evolucionar al franquismo hacia posiciones menos intransigentes, más conciliantes. Al contrario, las Democracias pasan, poco a poco, de una condena más o menos formal a un reconocimiento, de más en más oficial, del régimen franquista. Por eso el tan esperado milagro acaba en una amarga decepción.

La historia de esta derrota es aleccionadora:

Comienza con triunfos aparentes: en 1945, con la Declaracion de la ONU condenado el régimen franquista, y en 1946, con la Nota tripartita propugnando la ruptura de relaciones con el régimen de Franco. Pero estos «triunfos» tienen efectos más bien negativos, ya que relanzan la polémica sobre la acción armada, dividiendo al antifranquismo y reduciendo el apoyo a los grupos resistenciales. En 1948, España y Francia normalizan sus relaciones y otros muchos países envían sus embajadores a Madrid. Y a partir de 1949, con el pretexto del expansionismo soviético, termina prácticamente ―aunque no oficialmente― el aislamiento internacional del régimen franquista. Las Democracias occidentales siguen entonces propiciando el ingreso de la España franquista en las Organizaciones internacionales del llamado «mundo libre», y en 1950, a pesar de que , desde hace mucho tiempo, abroga la Declaración de San Francisco de 1945 y deja libre el camino a Franco para conseguir el pleno reconocimiento internacional para su Régimen.

Esta decisión es un verdadero mazazo para el antifranquismo en general; pero particularmente para aquellos sectores que han puesto todas sus energías y esperanzas en conseguir el aislamiento internacional del régimen franquista. No sólo no lo han conseguido sino que han hecho perder el tiempo en absurdas conjeturas sobre el «posfranquismo» y en quiméricas negociaciones para prepararlo, lo que ha facilitado los designios de continuidad del Régimen.

Pese a este fracaso, el antifranquismo institucional no cambia de estrategia y se resigna a seguir en una oposición puramente simbólica... Y así pasan los años hasta que, en 1975, el franquismo ―en tanto que Régimen― acaba al morir Franco. Entonces, los prohombres de este antifranquismo institucional se prestan a garantizar a los poderes fácticos su continuidad y privilegios a través de una «transición» sin ruptura. Una «transición» que es un simple cambio de fachada institucional para transformar la Dictadura en Democracia, pero sin restauración de la República. De ahí que los herederos del franquismo la acepten tan fácilmente, puesto que saben, desde hace mucho tiempo, que el franquismo es un anacronismo político y que la «transición» consagra la continuidad de los poderes fácticos y el capitalismo en todo su esplendor.

El antifranquismo resistencial:

Durante todos esos años, los que han decidido resistir al franquismo por las armas, son conscientes de que no es en el terreno político o en el diplomático que Franco puede perder el Poder. Están convencidos de que las Democracias acabarán acomodándose con la dictadura franquista; pero saben que el descontento popular es enorme y que al Régimen le preocupa la continuidad de las acciones resistenciales, porque éstas pueden hacer perder el miedo a la población y el descontento popular transformarse en insurrección.

Las instancias dirigentes de la oposición política también lo saben; pero siguen afirmando que no hay otra alternativa que la «solución pacífica del problema español». La esperanza de obtener un día el respaldo de las Democracias occidentales les impide ver la realidad, y ni siquiera la brutalidad y la persistencia de la represión franquista les hacen reflexionar y reconsiderar tan quimérica y desmovilizadora actitud. Su resignación y capitulación son tales que, al considerar inoportuno todo cuanto «molesta» a las Democracias victoriosas, llegan incluso a condenar las acciones resistenciales.

Es verdad que los primeros años son terribles para el antifascismo en España, en Europa y en otras partes del mundo. No sólo el totalitarismo nazifascista está a punto de imponer su dominación planetaria, sino que, en España, la represión es masiva y brutal: se denuncia, se detiene, se depura, se tortura y se fusila. Por todas partes, pero sobre todo en la zona que fue republicana, se maltrata y se humilla a la gente del pueblo simplemente por suponer que sigue siendo republicana. Esta represión, tiene una dimensión diferente a la que se ha ejercido ya en la zona nacionalista con el pretexto del «terror rojo» (los miembros del clero, militares, falangistas y ricachones fusilados en la zona republicana durante los primeros meses de la Guerra), y no ce cifra en miles sino en cientos de miles.

No es de extrañar pues que, destrozados por los tres años de guerra, por la cruel e implacable represión y por la desunión y la indecisión combativa de las organizaciones antifranquistas, el derrotismo se extienda entre los vencidos. De ahí el aislamiento y el abandono en que se encuentran, en los primeros años de la posguerra, los grupos resistenciales: tanto los que se han quedado en España para continuar el combate guerrillero en las sierras, como los que han entrado para crear grupos de guerrilla urbana en diferentes ciudades y responder, golpe por golpe, a la represión.

No obstante, y pese a esta difícil situación, estos núcleos guerrilleros ―constituidos de ex combatientes republicanos (socialistas, comunistas y anarquistas)― tratan de mantenerse en España. Y cuando el sur de Francia es liberado, el Partido Comunista Español crea la Agrupación de Guerrilleros Españoles (AGE), comenzando, el 19 de octubre de 1944, una expedición guerrillera (compuesta de unos 3.000 milicianos) por el Valle de Arán. Esta expedición acaba, diez días después, en una estrepitosa retirada. Por su parte, los republicanos también se han proclamado partidarios de la lucha armada contra Franco, creando, ese mismo año, la Agrupación Militar Republicana Española (AMRE) y la Acción de Fuerzas Armadas de la República Española (AFARE); pero ninguna de las dos llega a protagonizar ni siquiera una tentativa de acción armada.

Entre 1945 y 1949, la polémica en torno a la «lucha armada», que «moviliza» la atención de todas las fuerzas de la Oposición, es perjudicial para los grupos resistenciales. Sólo algunos grupos, integrados por comunistas o por libertarios, continúan las acciones de resistencia; pero casi exclusivamente en Cataluña. Después, y hasta comienzos de los años sesenta, los grupos que continúan el combate en España son verdaderamente residuales. Lo que aún puede llamarse resistencia armada está reducida a las acciones esporádicas de algunos de los grupos de acción anarquistas que la policía franquista no ha logrado exterminar. Casi todos estos grupos provienen del exilio en Francia y están compuestos por militantes de las juventudes libertarias y de la fracción «apolítica» de la CNT; pero en pocas ocasiones cuentan con un verdadero apoyo orgánico.

La lista de militantes anarquistas que sucumben bajo las balas de la policía franquista es, durante este periodo, larguísima. De ella cabe destacar los nombres de los considerados como los más irreductibles: José Luis Facerías y Francisco Sabater Llopart (El Quico). El primero, abatido en una emboscada el 30 de agosto de 1957 en Barcelona, combatía desde hacía veinte años contra el franquismo. El segundo, herido en la madrugada del 4 de enero de 1960 en un combate en el que mueren cuatro compañeros suyos, es finalmente abatido el día siguiente en San Celoni tras veinticuatro años de combatir armas en la mano al franquismo.

Este episodio causa gran sensación en España y Francia «por ser una pervivencia de los viejos esquemas resistenciales», y, de cierta manera, pone punto final a una etapa, de la resistencia antifranquista, en la que el protagonismo resistencial ha estado principalmente a cargo de los grupos de acción anarquistas. Y ello porque los comunistas han optado, a partir de 1948, por el abandono de la lucha armada, la liquidación de los últimos focos guerrilleros y la estrategia de infiltración en las organizaciones de masas del franquismo. Y también porque la oposición política clásica sigue conformándose en ser únicamente espectadora...

La resistencia de los años sesenta y el DI

Cuando en 1960 Sabater decide volver a España han caído las dictaduras de Pérez Jiménez, en Venezuela, y la de Batista, en Cuba, despertado nuevas esperanzas en el seno de la oposición antifranquista, del interior y del exilio. En España se ha creado el Frente de Liberación Popular (FLP), que se presenta como «frente anti-franquista y organización revolucionaria». En México, los jóvenes comunistas, socialistas, republicanos y li-bertarios crean el Movimiento Español 59 (ME 59) y algunos cenetistas, socialistas y republicanos fundan, al margen de sus organizaciones, la Acción de Liberación Española (ALE), exigiendo la unión y la acción. En Francia, los exiliados también despiertan de su letargo y, principalmente, entre los libertarios comienzan a replantearse proyectos de acción. Fruto de estas preocupaciones surge el Movimiento Popular de Resistencia (MPR), con posiciones y propósitos unitarios y combativos.

Apenas transcurrido poco más de un mes de la muerte de Sabater, el 18 de febrero, estallan en Madrid dos bombas y otras tres son encontradas sin estallar. El recientemente creado Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación (DRIL) reivindica estas acciones. La policía detiene y acusa a Antonio Abad Donoso de ser uno de sus miembros. Abad es ejecutado en la madrugada del 8 de marzo de 1960.

Han pasado ya más de veinte años desde que el franquismo celebró su Victoria, y si bien la sociedad es-pañola ha cambiado sociológicamente, políticamente no ha habido ningún cambio substancial. Se habla mu-cho de «liberalización»; pero el Régimen sigue impermeable a toda idea de apertura ―por mínima que ésta sea― en el terreno político y en el social. Sólo se «liberaliza» la economía, y por ello las protestas populares resurgen a partir de 1960. Para desalentar toda veleidad de resistencia, Franco hace promulgar, el 26 de sep-tiembre de 1960, un decreto endureciendo aún más la represión.

A principios de 1961, en la noche del 21 al 22 de enero, el DRIL despierta una inmensa oleada de entu-siasmo al apoderarse del trasatlántico portugués Santa María y recordar al mundo la existencia de una resis-tencia activa contra las dictaduras de España y Portugal. Esta acción tiene una gran repercusión internacio-nal. La hazaña impacta la conciencia del antifranquismo, particularmente en el seno del movimiento liberta-rio por formar parte del comando varios cenetistas. Pasados unos meses, en julio, los jóvenes nacionalistas vascos fundan el movimiento Euskadi Ta Askatasuna (ETA) e intentan sabotear la vía férrea cerca de San Sebastián. El 8 de agosto, El Campesino (el célebre comandante comunista de la Guerra civil) inicia una ac-ción guerrillera, atacando con 13 hombres armados la central eléctrica de Irabia, en Orbaiceta.

Estas acciones confirman el resurgir de tendencias activistas hasta en los medios nacionalistas vascos y en los comunistas. Ante este panorama, el antifranquismo clásico comienza a tomar conciencia de su res-ponsabilidad y de la urgencia de reaccionar… Comienzan a proliferar grupos denunciando el derrotismo del antifranquismo «oficial» y propugnando actitudes más combativas y unitarias. En el seno del Movimiento libertario exiliado comienzan también a oírse de más en más voces con propósitos unitarios y combativos. La militancia critica las posiciones inmovilistas de los comités y acaba poniendo en marcha una dinámica impa-rable en pro de la unidad confederal. Una dinámica que se concretiza en 1960, en el Primer Congreso inter-continental de Federaciones Locales de la CNT de España en el exilio, a través de una moción que permite dar un paso decisivo hacia la solución del cisma interno: «para no forzar la voluntad de nadie» y «con vistas a dar facilidades» se da «a cada Federación Local la autonomía de procedimientos para su liquidación».

Así, apoyándose en esta moción, los partidarios de la unidad confederal comienzan a hacerla efectiva en todas las Federaciones Locales en donde la corriente unitaria es mayoritaria y a concertarse para hacerla de-finitiva en el próximo comicio. La dinámica «pro unidad» se extiende rápidamente a toda la organización, y, aunque aún subsisten antagonismos en otras Federaciones Locales, esta voluntad de unión y de acción se afirma definitivamente en el congreso de la CNT que se celebra en la ciudad de Limoges del 26 de agosto al 3 de septiembre de 1961. A este congreso asiste una delegación directa del Comité nacional de la CNT del In-terior ya reunificada.

La presencia de esta delegación, que se pronuncia firmemente por la continuación «de la acción revolu-cionaria», no es sólo decisiva para oficializar la reunificación del movimiento libertario en el Congreso sino también para que se apruebe ―en sesión reservada y por unanimidad― el dictamen sobre Defensa Interior. Este dictamen, elaborado por Germinal Esgleas, Vicente Llansola y Miguel Celma, propone la constitución de un organismo secreto para relanzar la lucha contra el régimen franquista y afirmar la presencia libertaria en España.

La «reunificación» y la aprobación de este Dictamen despiertan muchas expectativas en el seno de la militancia libertaria. Una buena parte de ella espera que ahora sí se dinamice la lucha contra el franquismo, y, desde finales de 1961, se crean comisiones para recoger fondos para el DI en las Federaciones Locales ya reunificadas. En cambio, el sector opuesto a la reunificación persiste en mantener vivos los conflictos perso-nales que han impedido la reunificación en otras Federaciones Locales: sobre todo en las de Marsella y Ve-nezuela.

A pesar de ello, y tras la aprobación del dictamen de Defensa Interior por la FAI y la FIJL, a principios del mes de enero de 1962 se reúne la Comisión de Defensa del MLE (integrada por los secretarios de la CNT, de la FAI y de la FIJL, más el secretario de coordinación de la CNT) para nombrar a los integrantes del DI. Cada organización presenta una lista y finalmente son nombrados los conocidos cenetistas Germinal Es-gleas, Vicente Llansola, Cipriano Mera, Juan García Oliver, Acracio Ruiz y Juan Jimeno, y, en representa-ción de las Juventudes Libertarias, me nombran a mi (Octavio Alberola).

Los nombres de los miembros del DI sólo debían ser conocidos, en principio, por los integrantes de la Comisión de Defensa; pero, dada la situación conflictiva en el Movimiento, sus nombres comenzaron a cir-cular entre la base, comprometiendo su situación personal e inclusive las tareas que el DI debía realizar. Es verdad que, dadas las circunstancias por las que atravesaba el Movimiento, era importante que el DI estuvie-se integrado por militantes de sólido historial: no sólo porque era muy importante consolidar la unidad del Movimiento, sino también porque de poco podía servir el criterio de capacidad «técnica» después de más de veinte años de exilio.

Por eso, aunque a la base se le dijo que se les había nombrado porque «por su pasado revolucionario constituían una sólida garantía en cuanto a la seriedad de las tareas específicas que el DI debía realizar», la realidad es que habían sido nombrados más bien en tanto que «representantes» de las principales tenden-cias del Movimiento y para que estuviesen «representadas» las tres principales zonas del exilio: tres miem-bros por los libertarios exilados en Francia, dos por los de América, uno por los de África del Norte y otro por los de Inglaterra.

Dos meses después de haber sido nombrados, los miembros del DI se reúnen con la Comisión de Defen-sa en un pueblito de los alrededores de Toulouse. A esta reunión sólo ha faltado García Oliver, que ha envia-do por escrito (a través mío) su punto de vista sobre la estrategia a seguir para alcanzar los objetivos que al DI se le fijaron. La mañana y la tarde son dedicadas a analizar la situación del Movimiento en el exilio y en el interior de España, así como el contexto político y social nacional e internacional. Esgleas plantea algunas divergencias de tipo ideológico y táctico, pero se aprueba la visión estratégica desarrollada por García Oliver en su escrito. En esta reunión, la Comisión de Defensa queda responsabilizada de aportar, a través de su se-cretario (el secretario de coordinación de la CNT), los fondos necesarios para sufragar las actividades del DI, que el Dictamen Defensa Interior había evaluado, para una primera fase, a diez millones de Francos (viejos).

Unos días después se reúnen de nuevo los seis miembros del DI, presentes en la primera reunión, para decidir ―en función de lo estipulado en el Dictamen Defensa Interior― el modo de funcionamiento del DI y evaluar las posibilidades humanas y materiales que el Movimiento podía ofrecer para aplicar el plan de ac-ción aprobado. En esa reunión, Germinal Esgleas se propone para asumir la responsabilidad de la sección de propaganda y Vicente Llansola para preparar un atentado contra Franco. Los cuatro restantes quedamos en-cargados de preparar los grupos de acción, y yo, además, debo asegurar la coordinación entre los miembros del DI, así como entre las diferentes actividades... Esgleas recibe 100.000 francos (viejos), para comenzar a preparar las actividades de propaganda, y Llansola recibe un millón de francos (viejos), para organizar el atentado contra Franco. A los cinco miembros restantes se nos atribuyen, en principio, cinco millones de francos (viejos), para comenzar a preparar las actividades que se nos han encomendado; pero, de esta canti-dad, el secretario de la Comisión de Defensa (Angel Carballeira) sólo nos entrega 500.000, en dos ocasiones. La razón argüida es que ha entregado todos los fondos a los «compañeros de España». Pero la verdadera ra-zón es que Esgleas, al constatar la voluntad y empeño de los otros cinco miembros de cumplir los acuerdos y que el DI se le escapa de las manos, ha decidido impedir su puesta en marcha y, para ello, se vale de Carba-lleira. A esta labor obstruccionista se suma también LLansola y todo el sector opuesto a la reunificación de la CNT.

Al constatar tal propósito, los otros miembros del DI ―respaldados por el secretario del Comité Inter-continental (SI) de la CNT y el de la Comisión de Relaciones de la FIJL― deciden mantener el DI y seguir adelante con los planes de acción aprobados. El tiempo es un factor crucial para el relanzamiento de la lucha contra la dictadura franquista, y, por el momento, no se debe perder éste en denunciar orgánicamente a los que actúan de manera tan irresponsable. Hay que dejarlo para más tarde. Lo primero es «recordar» a la opi-nión pública nacional e internacional que, en España, hay una dictadura, que la represión continua y que en las cárceles hay todavía miles de presos políticos. Y, al mismo tiempo que se recuerda esto, hay que tratar de interesar a las otras fuerzas antifranquistas a sumarse a esta acción. Además, y puesto que Llansola se niega a informar sobre el «avance» de su misión, se decide asumir la preparación del atentado contra Franco...

La reactivación de las acciones resistenciales comienza el 5 de junio de ese mismo año con la explosión de dos bombas en Madrid, una en la Vicaría general castrense y otra en la Nunciatura. El 8 de junio, también en Madrid, estalla una bomba en el Banco Popular Español (Opus Dei). El l3 de junio estalla en Madrid una bomba en el Instituto de Previsión Social (Falange), y, el 30 de junio, en Barcelona, estallan bombas en la Residencia de Monterolas y en el Instituto Nacional de Previsión Social, así como en la Residencia de Falan-ge. Todas estas acciones son reivindicadas por la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias (FIJL). El 15 de julio estalla una bomba en el balcón de la Casa consistorial de Valencia, desde el que días antes Franco había pronunciado un discurso. El comunicado dice: «te seguimos los pasos». El 12 de agosto estalla una bomba en la Basílica del Valle de los Caídos, y el comunicado dice: «ni en tu tumba descansarás tranquilo». Estas dos acciones son reivindicadas por el DI y el MLE. El 19 de agosto, en San Sebastián, explosiona una fuerte carga de plástico cerca de la entrada del Palacio de Ayete, residencia estival de Franco. En la prensa se habla de una tentativa de atentado contra Franco. El comunicado dice: «la próxima ocasión será la buena». Ese mismo día, en Madrid, estallan bombas en las sedes de los diarios YA y PUEBLO. El 20 de agosto, en Barcelona, estallan bombas en las sedes de los diarios LA VANGUARDIA y ABC. El 23 de septiembre, en Roma, estallan dos bombas incendiarias en la Basílica de San Pedro, poco antes del Concilio Vaticano. El 7 de octubre, en Nueva York, estalla una bomba en la ventana de la residencia del Cardenal Spellman, gran amigo del régimen franquista. Las reivindicaciones enviadas a la prensa recuerdan el apoyo de la Iglesia a Franco. El 29 de septiembre, en Milán, es raptado el vicecónsul Elías para impedir la condena a muerte del estudiante libertario catalán Jorge Conill que había sido detenido unas semanas antes al mismo tiempo que otros jóvenes libertarios de Barcelona, Madrid, Zaragoza y Valladolid. Entre el 2 y el 3 de diciembre estallan bombas en la residencia del gobernador militar de San Sebastián, en el Palacio de Justicia de Valencia, en el Tribunal de Cuentas del Reino de Madrid y en el Palacio de Justicia de Lisboa, así como en el consulado es-pañol de Amsterdam. Estas acciones son reivindicadas por el Consejo Ibérico de Liberación (CIL).

En 1963, en Roma, estallan bombas en las oficinas de Iberia y en la Delegación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, con grandes inscripciones contra el turismo en España. Ese mismo día, en los aeropuertos de Las Palmas, Barcelona y Madrid son saboteados diversos aviones de Iberia y de Aviaco antes de despegar. El 16 de abril, en Valencia y en Alicante, estallan bombas en las oficinas de Iberia, así como en el barco Ciudad de Ibiza que llegaba al puerto de Barcelona. Las acciones de la campaña cpntre el turismo son reivindicadas por el CIL. Pocos días después son detenidos tres jóvenes estudiantes franceses. El 13 de junio, en los aeropuertos de Londres, Frankfort y Ginebra, estallan bombas en los aviones de Iberia y de la Tap antes de despegar. El 29 de julio, en Madrid, estalla una bomba en la Dirección General de Seguridad y poco después otra en la sede de los Sindicatos Verticales. El 1 de agosto, cerca de Port-Bou es saboteada la vía del ferrocarril de Barcelona a Perpiñán. El 2 de agosto, en la zona de Sabadell, se producen varios sabota-jes en torres de conducción eléctrica. Al día siguiente, la Guardia Civil abate al célebre guerrillero libertario Ramón Vila Capdevila (Caraquemada). Ese mismo día, la prensa española da la noticia de la detención tres días antes en Madrid de los jóvenes libertarios Francisco Granado Gata y Joaquín Delgado Martínez, a quie-nes la policía franquista acusa de ser los responsables de los atentados del 29 de julio en esa ciudad. La prensa afirma que «ulteriores investigaciones descubrieron que poseían un arsenal compuesto por 20 kilos y 950 gramos de explosivo plástico, una ametralladora, cierta cantidad de balas y un radiotransmisor destina-do a provocar explosiones a distancia por medio de onda corta.» (ABC, del 2-8-1963). En algunos comenta-rios de prensa posteriores se insinúa que ese material podía estar destinado a un atentado contra Franco en preparación.

El 13 de agosto por la tarde las agencias de prensa reciben un comunicado oficial informando de que Granado y Delgado han sido juzgados ese día por un Consejo de Guerra Sumarísimo («El proceso ha sido abierto sin previo aviso a la prensa, a las 8 de la mañana, y los debates han sido llevados con toda rapidez.» Le Monde, del 14-8-1963) y que se les han impuesto condenas a muerte. Cuatro días más tarde, un nuevo y escueto comunicado oficial enviado a la prensa anuncia su ejecución.

La muerte de Caraquemada y luego la rápida ejecución de Granado y Delgado caen como un mazazo so-bre los libertarios. No han podido organizar grandes manifestaciones de protesta ―como las que se organi-zaron en el caso del comunista Julián Grimau―, ya que se está en pleno mes de agosto, con más de media Europa de vacaciones... Además, las presiones de las autoridades francesas sobre el SI se vuelven imperati-vas y éste decide suspender la ayuda económica al DI para paralizar «provisoriamente» sus acciones. En ta-les condiciones, el DI se ve en la imposibilidad de reaccionar, como se hizo en el caso Conill, y ni siquiera puede tomar las medidas de seguridad que la situación exige, pues se tiene conciencia de que la represión no se ejercerá exclusivamente en España.

Efectivamente, el 11 de septiembre, apenas terminado el periodo vacacional, las autoridades francesas inician una redada de detenciones contra responsables y militantes conocidos de la FIJL en todo el territorio francés. Son detenidos más de sesenta jóvenes libertarios y dos viejos compañeros de la CNT, Cipriano Mera y José Pascual, cuya vinculación con el DI es «conocida». La mayoría de los detenidos recupera la libertad pocos días después; pero 21 quedan en prisión bajo la acusación de «asociación de malhechores». Cipriano Mera es dejado en libertad gracias a su avanzada edad y estado de salud. El objetivo de esta medida represi-va es evidente para todos: satisfacer las exigencias franquistas y ejercer presión sobre la CNT, que debe cele-brar en el mes de octubre un congreso en Toulouse, para que abandone la línea de acción aprobada en 1961 y ponga fin al DI. Prueba de ello es que, una vez terminado el Congreso y al quedar el SI en manos del sector opuesto al DI, las autoridades francesas proceden a liberar a uno tras otro a los jóvenes libertarios detenidos y a José Pascual, sin que en ningún momento hayan sido objeto de una verdadera instrucción judicial.

La represión en España y Francia y el obstruccionismo del sector confederal inmovilista logran su obje-tivo, parar la acción del DI; pero no su continuidad orgánica... El sector inmovilista, con Esgleas a la cabeza, ha aprovechado la ocasión para retomar las riendas de la CNT y de la Comisión de Defensa en el congreso ―que las autoridades franceses no suspenden―, y dejar al DI definitivamente sin recursos para actuar; pero no ha podido impedir que las delegaciones asistentes al congreso aprueben la gestión del DI y, en conse-cuencia, su continuidad... La explicación es simple: ni Esgleas ni Llansola han informado, antes o en el curso del congreso, de que son dimisionarios del DI y de que han sido impugnados por los otros miembros de este organismo.

El hecho es que en el congreso se han tomado dos decisiones contradictorias: aprobación de la gestión del DI y nombramiento, para los cargos del SI, de Esgleas y Llansola que, además de ser dimisionarios del DI, están impugnados por los otros miembros de este organismo.

El problema orgánico es pues serio, ya que Esgleas y Llansola han dimitido por estar opuestos a la con-tinuidad del DI y han recibido como mandato del Congreso el de proseguir cumplimentando el dictamen «Defensa Interior». Pero ni el uno ni el otro reconocen esta incompatibilidad, sino que, al contrario, se apre-suran a tomar posesión de sus cargos en el SI para controlar el funcionamiento de la organización confederal e impedir que la impugnación contra ellos sea debatida. De ahí que dedique todos sus esfuerzos y gestión ―que, con diferentes excusas, prolongan de un año― a «justificar» sus dimisiones y el incumplimiento de las misiones que se habían auto asignado en el DI. Además, por supuesto, de seguir exacerbando el enfren-tamiento interno para «justificar» el incumplimiento del acuerdo del congreso de continuidad del organis-mo conspirativo y preparar su entierro «orgánico».

El entierro del di y el relevo juvenil

Este entierro se produce en el Congreso de Montpellier que, por fin, comienza el 31 de julio de 1965 cuando Esgleas está seguro de contar con un número suficiente de delegados, de pequeñas Federaciones Locales adictas, para disponer de una mayoría de votos. Para ello no ha dudado en realizar una intensa campaña electoral (una de las curiosas innovaciones introducidas en los medios libertarios por el esgleísmo) centrada en la «salvación de la Organización», además de asegurarles, a las delegaciones afines, los gastos de despla-zamiento y estancia (otra innovación esgleísta). El hecho de haber escogido Montpellier como sede del con-greso es porque esa región y la de la cercana Provenza estaban controladas por sus afines.

Desde la primera sesión comienzan los enfrentamientos para nombrar la Comisión de Escrutinio y la Presidencia del congreso. Para les delegaciones esgleístas, la única posibilidad de salvación del anarquismo español es el «purismo» ideológico que encarna Esgleas y la aplicación de «reglas sanitarias, higiénicas, de-finitivas, contundentes» para expulsar del movimiento a todo militante que no esté de acuerdo con esta lí-nea. Para las otras delegaciones, tanto para las que defienden al DI como para las que simplemente no acep-tan la ortodoxia e inmovilismo esgleísta, el anarquismo no debe ser sectario y su futuro depende, precisa-mente, de su capacidad de actuación en el contexto político y social de su época.

El enfrentamiento es cada vez más virulento, y tras apoderarse de la Presidencia del congreso y de la Comisión de Escrutinio, los esgleístas dedican las primeras sesiones a la eliminación de delegados que habí-an sido ya objeto de las «reglas sanitarias» (expulsiones) en ciertas federaciones locales y regionales por ellos controladas, y que el SI esgleísta había propiciado. En buen conocedor del estado de ánimo de la orga-nización y de la mecánica orgánica, Esgleas había dejado podrir estos conflictos locales y regionales para que el congreso se desarrollase en un clima de enfrentamiento tal que toda posibilidad de analizar serenamente esos casos y el de la impugnación fuese imposible. Esgleas sabe que su mantenimiento en los cargos (retri-buidos) de la Organización depende de ello, y a conseguir tal objetivo dedica todo su tiempo y energía, sin ningún escrúpulo ni problema de conciencia. De ahí que llegue hasta a la ruptura con la organización juvenil (la FIJL) cuando ésta le exige, en la Comisión de Defensa, que él y Llansola den cuentas de su dimisión del DI y pongan sus cargos, en el SI, a disposición de la Organización mientras se estudia y se resuelve la im-pugnación por incompatibilidad. Y no sólo rompe con la FIJL, sino que utiliza esta ruptura, con los jóvenes, que propician y reclaman el rejuvenecimiento y puesta al día del Movimiento, para presentarse en defensor intransigente de la trilogía «principios, tácticas y finalidades», que sirve de tapadera ideológica a los que si-guen viviendo en el pasado y en el inmovilismo. Esgleas sabe que a estos militantes les arregla este simplis-mo ideológico y el inmovilismo que él encarna, pues el envejecimiento y los muchos años de exilio les han acostumbrado a una militancia poco comprometedora. Por ello, para conservar su cargo, se permite toda clase de manejos y actitudes impropias de libertarios. Así, al comienzo de su informe al congreso, Esgleas se permite decir que todo ataque contra el SI es un ataque contra la CNT («De todo lo que se hace y se dice en contra de un Secretariado Intercontinental no es el SI finalmente el perjudicado, sino toda la Confederación Nacional del Trabajo, todo el pueblo español.»). Y más adelante, para justificar el por qué, pese a estar im-pugnado, había aceptado hacerse cargo del SI, no tiene ningún empacho en presentarse en defensor de la independencia de la CNT.

En su informe al congreso, Esgleas dice:

[...] En todo momento hemos querido mantener la independencia de la CNT, la hemos mantenido y la hemos defendido, se defenderá siempre que se atente contra ella, venga este atentado de donde viniere. Cuando antes de tomar posesión de nuestros cargos se nos hace la guerra por el hecho de haber aceptado; cuando casi tres meses después del Congreso de 1963, nos viene una representación ―que no era de la CNT― a rogarnos «muy frater-nalmente», según ellos, que no tomáramos posesión de los cargos hasta que ciertas cosas fueran aclaradas, cosas ignoradas por este Secretariado, pensamos y les dijimos que no podíamos aceptar esta imposición. Y en virtud de ese concepto obramos y se ajustó nuestra conducta. No puede admitirse otra cosa para no sentar el precedente de que unos compañeros nombrados en un Congreso dejen de ocupar sus puestos por el veto que ponga una organiza-ción ajena [...].

¡Esta organización «ajena» era la FIJL, que con la CNT y la FAI integraban la Comisión de Defensa del MLE que había nombrado a los miembros del DI, y ante la cual había sido presentada la impugnación contra Esgleas y Llansola por los otros miembros del DI que continuaban en sus puestos!

Claro es que a las delegaciones esgleístas les importaba muy poco lo insuficiente de esta «explicación», pues habían venido al Congreso decididas a imponer la orientación esgleísta aunque fuese a costa de dividir una vez más a la CNT y al MLE.

El día 5 de agosto por la tarde, después de cinco días de agrios y violentos debates, comienza la primera «sesión reservada» dedicada a la elucidación del llamado «problema interno». A ésta siguen cinco más; pe-ro, a pesar de que se deja hablar a los impugnadores, las delegaciones esgleístas permanecen sordas a sus argumentos. Para ellas, como para Esgleas y Llansola, no era incompatible haber dimitido del organismo conspirativo y haber aceptado después, en el Congreso de 1963, los cargos del SI a pesar de que éste había aprobado la gestión y la continuidad del DI. Como tampoco consideraban grave no haber hecho absoluta-mente nada, durante su año y medio de gestión al frente del SI, para cumplimentar este acuerdo o para de-nunciarlo...

El hecho es que la «mayoría» esgleísta termina la quinta «sesión reservada» aprobando, en medio de gritos, insultos y amenazas, una resolución de circunstancias que, tras ratificar su confianza a los impugna-dos (Esgleas y Llansola) «no aplica sanciones» a los impugnadores (Mera y Alberola). En un ambiente tan enrarecido, y al oponerse los esgleístas a reconsiderar esta moción, todas las delegaciones que no quieren caucionar un tal proceder se retiran del Congreso.

Así, ya sin oposición y para que el DI quede definitivamente enterrado, Esgleas hace aprobar la anula-ción del dictamen de «Acción directa y revolucionaria» aprobado en 1961, que él y sus incondicionales, Llan-sola y Celma, habían elaborado.

Pero lo que los esgleístas entierran en Montpellier no es tanto el DI como la voluntad de transformar en acción. los acuerdos de lucha contra la dictadura franquista. Por eso, después de Montpellier, la CNT y la FAI vuelven a instalarse en la rutina de aprobar y ratificar acuerdos, en la demagogia y el inmovilismo de an-tes.

Años después, en su libro de memorias El eco de los pasos, Juan García Oliver escribió lo que sigue:

«[…] El DI, que agrupó a unos muy viejos militantes de probado historial revolucionario, con otros jóvenes e inteligentes miembros de las juventudes, realizó una acción de seis meses de duración(…) Fueron, al parecer, so-lamente seis meses de acción conjunta del DI, brazo armado de la Organización. Hubiese sido menester, por lo menos, un año más para poder terminar la obra emprendida, que no era otra que acabar, a como diese lugar, con la dictadura en España. Desgraciadamente era una lucha que reclamaba la aportación abundante de medios econó-micos. Ricos siempre de hombres luchadores, pobres siempre en medios económicos, hubieron de suspender la empresa de la liberación de España. Sin embargo, aquella fue la única vez que la Organización se enfrentó con la Dictadura. Y la única también que una organización española, antes de la ETA, emprendiera una lucha colectiva contra el franquismo organizado(…) Se hizo la unidad, se creó el DI, se luchó incipientemente y cuando debía darse un salto más fuerte correspondiendo a la lógica superación de una primera etapa de ensayo, se acabó todo : hasta la unidad, porque otra vez aparecieron las disensiones, las divergencias y las incompatibilidades […]

Por supuesto, terminado el vergonzoso congreso de Montpellier, que puso en evidencia la esterilidad de la lucha contra la gerontocracia libertaria exiliada, la FIJL abandonó definitivamente la Comisión de Defen-sa del MLE y decidió continuar la lucha activa contra el franquismo iniciada por el DI.

Comenzó entonces una nueva etapa en la que los jóvenes libertarios lograron, tras las espectaculares ac-ciones del Grupo Primero de Mayo, no sólo poner en jaque al régimen franquista, sino reactualizar el antiau-toritarismo que dio, al Mayo del 68, su radicalidad libertaria.

Pero, de esa etapa, hablaremos en otra ocasión...
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Víctor García.


Conocer la vida y la obra de Víctor García, podría considerarse lo mismo. Es encontrarnos con un personaje de entrañable amor e incontenible pasión por el conocimiento de los hechos y la realidad de nuestro mundo. Esto lo llevó a recorrer grandes distancias, a no conformarse con aquello que estaba a primera vista y entregar su conocimiento a la construcción de una realidad distinta. Y es que Víctor García fue un pequeño obrero del ideal, tratando a diario de armar esos pequeños puentes que unen realidades con utopías. Como el mismo escribiría: la libertad se conquista todos los días a pesar de que se pueda ganar en un efímero momento de lucha. Lo meritorio es el esfuerzo cotidiano para conservarla[1]. Y vaya que su vida fue un ejemplo de ello.

Tomás Germinal Gracia Ibars (quien firmaría innumerables artículos, folletos y libros con el seudónimo de Víctor García) nació en Barcelona un 24 de agosto de 1919 en el seno de una familia modesta.

Desde temprana edad Mequinenza, en Zaragoza sería su hogar, desde donde el levantamiento franquista lo sorprendería. Germinal Gracia se había incorporado a las Juventudes Libertarias (JJ.LL.) desde los doce años. Su corta edad no impidió que nuestro compañero desarrollara un gran compromiso por la lucha. Desde aquel penoso dieciocho de julio del 36’, con apenas dieciséis años de edad, su personalidad comprometida con la realidad lo llevó a incorporarse al frente de batalla, teniendo que falsificar la firma de su fallecido padre. Lo cual era necesario para poder ingresar a su corta edad; hecho no muy curioso en un joven con un firme carácter revolucionario. Fueron pocos los días que Germinal permaneció en el frente, a consecuencia de esto.

Devuelto a Barcelona al descubrirse su verdadera edad, se une al grupo “Los Quijotes del Ideal”, quienes editan una revista semanal dedicada a la sociología, la ciencia y el arte.[2] Y no es sino hasta el año 38’donde logra incorporarse de nuevo al frente, a la columna que llevó el nombre de Durruti. Donde es herido y posteriormente se exilia en Francia. Sin pensar que los duros días no terminaban y que los campos de concentración franceses serían la continuación del fascismo ya reinante en Europa. Aun así, nuestro compañero no se limitó a los alambres de púas y las vejaciones a las que era expuesto. Cada libro en mano de un compañero anarquista era un tesoro donde se cultivaba el amor a la ciencia y la filosofía. Verdaderas escuelas itinerantes se formaban en manos de los exilados en los campos, enemigos acérrimos de la ignorancia.

Llevado de un campo de concentración a otro, en 1944 cuando es trasladado a un campo nazi, en Alemania, logra fugarse antes de cruzar la frontera. De forma inmediata entra en contacto con los compañeros anarquistas en Francia y forma parte de las Juventudes Libertarias en el Exilio, siendo luego secretario general de la misma.

Germinal ve en la caída del fascismo alemán e italiano una esperanza de que Franco cayera de la misma forma. Entra así de forma clandestina a España y forma parte de la resistencia, donde es capturado y puesto en prisión en la Cárcel Modelo de Barcelona. Cumple ocho meses de prisión y edita un pequeño periódico dentro de la misma. Hasta que es puesto en libertad en 1947, donde en seguida se encamina a Venezuela.

El 24 de diciembre de 1948 Germinal Gracia (Víctor García) llega a estas tierras, con la misma actitud libertaria que lo había acompañado desde su infancia. Para 1955 comienza su travesía que busca ver más allá nuevas geografías, adentrándose a personalidades y culturas, reconstruyendo pasados en muchos de sus escritos y edifica presentes. Este Marco Polo del anarquismo nos deja un legado excepcional de escritura. No hubo continente que este hombre no pisase. Desde las regiones gauchas de la Argentina, pasando por el altiplano chileno, hasta el océano pacífico, donde llega a Panamá para embarcar inmediatamente a las costas asiáticas nos da una muestra de su nomadismo. Que se tradujo en libros y artículos de un verdadero historiador ácrata.

Visitó tierras africanas, trabajó con los Kibuts en Israel. En Germinal no necesitamos de la fantasía para comprender lo insólito de su vida como militante. Y es que haber vivido un exilio de peligro, aventuras, y errabundeos, pueden ofrecernos lecturas sin necesidad de acudir a la ciencia ficción. Y así durante cinco años, no hubo medio de transporte que Víctor García no usase y completara así la vuelta al mundo.

En Germinal Gracia no se puede contemplar la idea del turista, ni un mero espectador que se conformaba con lo aparente. Su gran capacidad para la lectura, su curiosidad natural y su entrega libertaria lo ayudaron en más de una ocasión para dejarnos una crítica limpia, de aporte sólido sobre las luchas y los problemas en cualquier parte del mundo.

En 1962, de regreso en Caracas, comienza la publicación de la revista RUTA órgano de la federación de juventudes libertarias, que desde entonces hasta 1966, fecha en la que decide trasladarse a Francia, publica no menos de 47 números. Colabora incesantemente con compañeros libertarios de México, a la revista Tierra y Libertad, en la construcción de la Enciclopedia anarquista, de la cual sólo salieron dos tomos. Escribe libros, se traslada de un sitio a otro, Francia, África, España... y como nos cuenta Antonio Serrano, este hombre no leía, sino devoraba libros.

Conocimiento que fue plasmando a lo largo de su vida en muchos títulos. Entre ellos destacan América, hoy (1956); El Japón, hoy (1960); Escarceos sobre China (1962); el pensamiento anarquista (1963); La internacional Obrera (1964); El sureste asiático (1966); Coordenadas Andariegas. México, Panamá, y océano pacifico (1963); Bakunin hoy (1974); Museihushugi (1976); El pensamiento de P. J. Proudhon (1981); La sabiduría Oriental: Taoísmo, budismo, confucionismo (1985). Hasta llegar a dos de sus mejores obras a mí parecer: Utopías y anarquismo (1977) donde desarrolló un análisis de la literatura utopista y la utopía pesimista hasta sabios ensayos sobre anarquistas como Goodwin, Proudhon, Bakunin y Kropotkin. O su colosal Obra Antología del Anarcosindicalismo (1988) en que logra ensamblar 100 subtemas seleccionados de 800 citas tamizadas de 400 libros y 50 colecciones revistas y periódicos. Con la intervención de 200 autores. Este colosal libro hecho a la manera de una Enciclopedia contiene un temario amplio en cuanto a exposición e ideas, libre de toda concesión dogmática. Y es que el legado dejado por las acciones y las ideas de los anarcosindicalistas poco a poco se han ido disgregando en muchas otras corrientes del anarquismo.

Germinal Gracia falleció en Francia a la edad de setenta y un años, en 1980 a causa del cáncer. Después de haber recorrido centenares de kilómetros de conocimiento, objetando donde le fuese necesario, aportando donde creyese posible. Y sobre todo, no escatimando esfuerzos en su lucha por ver una sociedad nueva, libre de amos y explotados. Su cuerpo fue trasladado a la biblioteca que él mismo pretendía fundar como B.A.S.E. (Biblioteca y Archivo de Sociología y Economía) desde donde fue enterrado la mañana del 11 de Mayo.

[1] García, Víctor; Antología del anarcosindicalismo; RUTA-B.A.S.E.; 1988; Pag. 31. [2] Díaz, Carlos; Víctor García, el Marco Polo del anarquismo; Madre Tierra; 1993; pag. 23
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El Grupo Primero de Mayo-FIJL.

¿Qué fué Defensa Interior?
Que fue D.I. (Defensa Interior)? Conferencia de Octavio Alberola y Luis Andres Edo.
Extraido de Radio Bronka
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El «Grupo Primero de Mayo», nacido a partir de militantes de la Federación Ibérica de las Juventudes Libertarias [FIJL], es la consecuencia directa del aislamiento en que había caído esa organización tras su ruptura con las dos otras ramas del Movimiento Libertario Español: la CNT y la FAI.


Este grupo corresponde a una nueva etapa en el activismo anarquista español, fase definida en el mes de junio de 1965 en una circular de la Comisión de Relaciones de la FIJL, precisando los objetivos y las diferentes fases de la campaña internacional en favor de los presos políticos. Estos objetivos están resumidos en un párrafo de esta circular «Consideramos que los objetivos de la oposición tolerada, secundada en ello por la oposición clásica, se limitan a la simple demanda de libertad sindical y derecho de huelga. Estos [objetivos] deben ser aumentados con un exigencia más general, más concreta, más urgente y más positiva: la libertad para todos los prisioneros políticos [...] Se trata de sensibilizar al máximo, en esta primera fase, a la opinión pública sobre la situación de los prisioneros. Esta campaña servirá, indiscutiblemente, para estimular y desarrollar después todas las otras formas de lucha contra los fascismos ibéricos [España y Portugal en aquel entonces].»

La Comisión de Relaciones de la FIJL se había pronunciado por la autonomía de los grupos de acción. Es exactamente lo que más tarde afirmarán grupos como el MIL o los GARI. Varios de estos grupos autónomos de la FIJL se prepararon para pasar a la segunda fase de hostigimiento del régimen franquista. La primera fase consistía, como ellos mismos explican, en la solidaridad con los presos políticos. Estas dos fases fueron asumidas por separado y ejectuadas por el MIL y los GARI: estos últimos desarrollaron sobre todo la fase de solidaridad y los primeros, la fase de hostilidades.

La primera vez que se oyó hablar del «Grupo Primero de Mayo» fue con un día de adelanto respecto a la fecha que su nombre deja suponer: el 30 de abril de 1966. Ese día, la prensa romana anuncia la «misteriosa desaparición de monseñor Marcos Ussía, consejero eclesiástico de la embajada española en el Vaticano.» El comunicado de la agencia italiana precisaba que el prelado español había sido raptado por un comando anarquista que exigía la liberación de todos los presos políticos encarcelados en España.

Al día siguiente Luis A. Edo, antiguo secretario de la Federación local de la CNT en París -que se encontraba en Madrid desde abril-, en unas declaraciones al corresponsal de la Agencia France-Press, asumía la responsabilidad del rapto. Era la primera vez en la historia de la España franquista que un particular reivindicaba un secuestro; eso es lo que se desprende, al menos, de sus declaraciones a dicha agencia. Cabe subrayar que Luis A. Edo había dado su verdadero nombre al corresponsal, quien no hizo mención en su artículo del «Grupo Primero de Mayo»: Ello se prestó a toda serie de comentarios. pues, como veremos. fue el «Grupo Primero de Mayo» quien en realidad raptó al eclesiástico español. La prensa española temía por su parte las consecuencias de una campaña anarquista y del hecho de que un particular reivindicase un rapto cometido el día anterior a miles de kilómetros.

El día 3, las circunstancias del rapto son ya mejor conocidas por la opinión pública, gracias ante todo a Avanti, portavoz del Partido Socialista Italiano, que publica una carta que le ha sido enviada por un grupo anarquista español que se presenta como «Grupo Primero de Mayo (Sacco y Vanzetti)». La carta de este grupo confirma en general las declaraciones de Luis A. Edo: «Somos un grupo de anarquistas españoles [...] Nos hemos visto obligados a utilizar esta forma de acción con el fin de que el embajador de España ante la Santa Sede envíe una petición al papa a fin de que éste, a su vez, solicite públicamente del gobierno del general Franco la libertad para todos los demócratas que purgan penas en diversas en las cárceles franquistas.»

La CNT, que aún no había acabado de digerir la ruptura de la FIJL y que suponía quiénes eran responsables del rapto, declaró «Ignoramos completamente esta historia. Se trata de una acción marginal, acción que quizás han realizado algunos de los militantes de nuestra organización, pero sin ningún contacto con los órganos de dirección.» Por una extraña coincidencia estas declaraciones fueron reproducidas por el diario Pueblo, portavoz de los sindicatos falangistas, el 5 de mayo de 1966. Esta actitud de los «órganos de dirección» de la CNT era la que había provocado la ruptura de las Juventudes Libertarias y lo que condujo a éstas a pronunciarse por la autonomía de los grupos de acción.

Si el rapto de monseñor Ussía no tuvo otro efecto que una intensa propaganda contra Franco, en el interior, y multitud de entrevistas de los anarqu¡stas más conocidos en Francia y en Italia, en la radio la televisión y los diarios de ambos países, al menos reagrupó a casi todos los partidarios de la acción directa (activistas) en torno a la revista Presencia, cuyo primer número se remontaba a finales de 1965.

Esta revista fue un polo de convergencia, ideológico y práctico, de cuantos, habiendo superado los viejos sectarismos, se mostraban abiertos al diálogo con toda especie de marxistas no dogmáticos. Presencia fue durante un largo periodo, junto con Cuadernos de Ruedo ibérico y Mañana, uno de los portavoces más importantes de la nueva izquierda espanola en el exilio. Los textos y publicaciones de estas tres revistas influyeron profundamente en el MIL, al menos en lo que al antidogmatismo se refiere. Pero el MIL fue un grupo con características diferentes a las de la revista Presencia; ésta tiene el mérito de haber sido la primera publicación que, siendo profundamente anarquista buscaba el diálogo con los marxistas, excepción hecha del PCE.

A propósito del secuestro de monseñor Ussía, la prensa española citó insistentemente el nombre de Octavio Alberola como responsable del «Grupo Primero de Mayo». El 28 de octubre de 1966 fueron detenidos cinco militantes anarquistas entre los que se encontraba Luis A. Edo. El grupo fue presentado por la prensa como autor material del rapto y el nombre de Alberola volvió a aparecer como «cerebro» de la operación.

Dejando aparte las cuestiones ideológicas, el «Grupo Primero de Mayo» es, por su insistencia en la solidaridad, el grupo que mas se identifica con los GARI. El «Grupo Primero de Mayo» había nacido bajo el signo de la solidaridad y su acción se desarrolló en relación con este punto. Así, en abril de 1967, tras haber retenido durante algunas horas al secretario del embajador y al consejero jurídico de la embajada española en Londres, el «Grupo Primero de Mayo» hizo llegar al embajador español una carta dirigida al ministro de Asuntos Exteriores, en la que amenazaba con retener a otros diplomáticos si la condena impuesta al grupo de Luis A. Edo no era moderada [1]. Después de la condena del grupo de este último, el 4 de julio de 1967, apenas nada moderadas (nueve años de cárcel para Luis A. Edo), el «Grupo Primero de Mayo» desarrollando esa lógica que más tarde seguirán los GARI, trató de responder a esas condenas y de crear un vasto movimiento internacional de solidaridad.

La respuesta a las condenas fue iniciada en la noche del 18 de agosto de 1967, en el curso de la cual fueron ametrallados los coches de sus consejeros de la embajada española en Londres. La acción fue reivindicada al día siguiente por el «Grupo Primero de Mayo» quien, en acciones posteriores, relacionadas con las condenas impuestas a los miembros del grupo de Luis A. Edo, asumirá también la responsabilidad bajo otro nombre.

El 20 de agosto de 1967 la embajada americana en Londres es ametrallada. Un «Movimiento de Solidaridad Revolucionaria Internacional» (MSRI) asume la responsabilidad del acto. En sus orígenes el MSRI estaba compuesto únicamente por los miembros del «Grupo Primero de Mayo», lo que demuestra que cuanto más pequeño es un grupo, más grandilocuente es su nombre.

La tarjeta de presentación del MSRI fue un documento dirigido «A todos los movimientos revolucionarios del mundo», en el que se definen las bases de una práctica de solidarídad entre todos los grupos activistas, si no de todo el mundo, al menos de los europeos. Señalemos enseguida que esta llamada influyó profundamente en cuantos movimientos de solidaridad se crearon con posterioridad al MSRI. El llamamiento, que sirve de título a un folleto, consta de siete puntos que podrían ser resumidos como sigue:


1) Considera que la única vía posible para luchar contra la represión fascista es la lucha armada.
2) Las divergencias ideológicas son el origen de la inacción general.
3) Renuncia a todos los partidos y a todas las ideologías.
4) Propone que la solidaridad se realice únicamente entre grupos que renieguen del Imperialismo y de la coexistencla pacifica.
5) Denuncia a todos los capitalismos (privados o de Estado) como nocivos para la humanidad y considera que e! verdadero objetivo revolucionario es la libertad para todos los pueblos.
6) Propone acabar con los antagonismos doctrinales.
7) Y, en consecuencia, una amplia unión en un vasto Movimiento de solidaridad Internacional.

A partir de este llamamiento programático, el «Grupo Primero de Mayo» tratará de establecer contacto con todos los grupos activistas de Europa. No podemos afirmar que haya existido esa cooperación por falta de documentación. No obstante, estamos convencidos de que un solo grupo no es capaz de colocar 10 bombas en un día: esto fue lo que ocurrió el 12 de noviembre de 1967 con motivo del asesinato del Che Guevara en las montañas bolivianas el mes de octubre anterior. Ese dia, ocho embajadas y dos oficinas de turismo fueron destruidas por fuertes paquetes de dinamita: en Bonn, las embajadas de Grecia, España y Bolivia; en Roma, la embajada de Venezuela; en La Haya, las embajadas de los Estados Unidos, Grecia y España, en Madrid, la embajada de los Estados Unidos; en Milán y en Ginebra, las correspondientes oficinas de turismo español.

Estos diez atentados fueron explicados, justificados y reivindicados por el MSRI en su boletín de información número 4, aparecido hacia finales de marzo de 1968, es decir algunos meses después de los acontecimientos. El objetivo de estas acciones, según se explica allí era doble:


1) Dar a conocer al público, por intermedio de las agencias de prensa, las reivindicaciones que motivan estas acciones.
2) Mostrar, a través de esas reivindicaciones, la escalada de terror que se desarrolla en el mundo bajo la égida del gobierno de los Estados Unidos.

«La escalada de terror», patrocinada por los Estados Unidos, era uno de los temas favoritos de los guevaristas. La influencia de Ché Guevara en España fue grande: grupos como el FLP, junto con alguna corriente del movimiento libertario, adoptaron sus tesis, aunque la teoría del «foco guerriliero» campesino la remplazasen por el «foco guerrillero» urbano. Esta influencia podría explicar la cascada de bombas del 12 de noviembre de 1967.

Después de haberse inspirado durante cierto tiempo en Che Guevara el «Grupo Primero de Mayo» se adhiere a las tesis del «Movimiento 22 de Marzo» [2]. Daniel Cohn-Bendit, en nombre de ese movimiento, afirmó: «Es imperativo abandonar la teoría de la «vanguardia dirigente» y adoptar la concepción -mucho más sencilla y mucho más honesta- de minoría actuante, que desempeña una función de fermento permanente, promoviendo la acción sin pretender dirigirla. La fuerza de nuestro movimiento radica, justamente, en que se apoya en una espontaneidad «incontrolable», que impulsa sin pretender canalizarla, sin pretender utilizar en beneficio propio la acción que ha puesto en marcha». De estas afirmaciones tomarían buena nota no sólo el «Grupo Primero de Mayo» sino también el MIL y los GARI. Esta crítica antiautoritaria cuajó y del mayo francés saldrían todos los grupúsculos llamados de «extrema izquierda», en cuyo origen se encuertra, efectivamcnte, una rebelión contra la autoridad.

Inspirados por el «Movimiento 22 de marzo» y en vísperas de la extraordinaria explosión del Mayo francés, el «Grupo Primero de Mayo» envió a todos los grupos y organizaciones anarquistas en los primeros días del mes de abril, un estudio seguido de cinco proposiciones. Este estudio, titulado Para una práctica anarquista internacional considera que, de hecho, existe un statu quo establecido por grupos sociales que se pretenden irreconciliables (URSS, China, Estados Unidos) y, a partir de este hecho, un anarquista debe no sólo reafirmar su antiestatismo sino, además, asumir una actitud de rebelión permanente junto a su crítica del autoritarismo.

Para el «Grupo Primero de Mayo» los principios ideológicos son una s¡mple referencia demagógica y no se puede ni se debe esperar nada de los dirigentes políticos o sindicales. Para este grupo, ni la coexistencia pacífica ni la sociedad de consumo han logrado hacer desaparecer las contradicciones, que se traducen en conflictos armados, de nuestras sociedades. Como solución a esta serie de problemas, el grupo afirma la eficacia de la acción, «siempre que ésta responda a una línea ideológica y táctica», y ello a pesar de que en ese mismo documento, en su segunda conclusión se afirme que los principios ideológicos constituyen una simple referencia demagógica. A pesar de la contradicción, retenemos que este grupo ha ocupado una encrucijada ideológica -encrucijada que será ampliamente superada durante el mayo francés-, y que a ella respondió con los conocimientos y experiencias de que disponía, El llamamiento que al final de este documento se formula cayó en el vacío al ser superado por los acontecimientos del mes siguiente.

El «Grupo Primero de Mayo» desapareció en la tempestad de 1968 y no volvió a saberse de él hasta el 1 de mayo de 1973, fecha en que dirigen un documento-llamamiento (y ahora, ¿qué?) a todos los grupos revolucionarios «que coinciden en la necesidad de una solidaridad revolucionaria internacional», en el que sugieren a cuantos «no quieran vivir alienados ni servir de soporte a la Dominación» lo siguiente: (.,.) [sugerimos] a todos cuantos hayan superado los nocivos sectarismos ideológ¡cos y renunciado a la quimérica lucha legalista, unir sus esfucrzos a los nuestros para fomentar el activismo revolucionario en todas sus formas, con el fin de poner en marcha procesos de presión capaces de sensibilizar las masas en torno a las luchas de los pueblos, de las minorías o de los individuos víctimas de la opresión y de la represión de los Estados y del Capital. Esta unión o colaboración puede estar basada en las premisas ya enunciadas en nuestros documento, previos a la explosión revolucionaria de mayo de 1968, por estar aún vigentes las causas que motivaron su formulación y por haberse confirmado la eficacia del activismo revolucionario anarquista en la propagación de la inquietud revolucionaria en el seno de la sociedad contemporánea». Como todas las anteriores, esta ultima llamada quedó sin respuesta.

El «Grupo Primero de Mayo» no estableció nunca contactos con el MIL, aunque posteriormente, Octavio Alberola [3], antiguo miembro de ese grupo y Jean-Marc Rouillan, antiguo miembro del MIL que logró escapar, viesen sus nombres reunidos por las circunstancias y contra su voluntad en el dossier GARI.

1. Luis A. Edo y cuatro militantes más de la FIJL habían sido detenidos el 27 de octubre de 1966 en Madrid y fueron acusados de estar en posesión de un abundante arsenal (metralletas, pistolas y dinamita en cantidad), así como del secuestro de monseñor Ussía.

2. Movimiento estudiantil francés que estuvo en el origen de los acontecimientos de mayo de 1968. Entre sus miembros se contaban Daniel Cohn-Bendit y Geismar. Este último provocaría más tarde una escisión en el «Mouvement du 22 Mars», de donde salió La Cause du Peuple.

3. Dos años después del rapto de monseñor Ussía, era detenido Alberola inculpado de tenencia ilegítima de armas y estancia ilegal en Bélgica aunque en realidad la razón fue que se le temía más que al diablo por considerársele como el «jefe» (calificación dada por ABC) del «Grupo Primero de Mayo».
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Marcelino Boticario

A finales de los 40 es miembro militante de la FIJL en Montauban. En 1947 es elegido para venir a España en nombre de esa organización al pleno clandestino que se celebrarba en Madrid. Durante muchos años fue importante responsable de su periódico "Ruta".
En 1948 es mimebro de la Comisión de Relaciones de CNT y de la Comisión de Defensa en el Exilio.

Ya en Toulouse, el 1960 es secretario de esa FL de la CNT reunificada. En 1963 es Secretario de Coordinación del Secretariado Intercontinental de CNT. Por esas fechas, junto a otros, dejaba la FAI y, poco más tarde, será miembro de la Comisión de Encuesta sobre las actividades del Consejo General del MLE.

En 1965, tras el Congreso Intercontinental de Montpellier, formará parte de la tendencia "Frente Libertario"

En los 70 será expulsado de la CNT, contemporáneamente a otros como Cipriano Mera, José Peirats, José Borrás, Gomez Pelaez, José Torremocha o Roque Santamaría.

En la lucha antifranquista participó muy activamente y fue una de las personas de apoyo del D.I.

En 1979 es elegido miembro del Comité Nacional de la Liga de Mutilados e inválidos de la Guerra de España, donde coordino la creación de listados y todas las formas de apoyo a estos.

Que la tierra le sea leve.

Ángel Busquet
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Antonia Fontanillas Borrás.

Nieta de legendarios libertarios Francisca Saperas y Joaquín Borrás, hija de anarquistas, con ocho años marchó con madre y hermanos a México, asistió a la escuela durante seis años y pronto se tornó empedernida lectora de todo tipo de literatura (pero especialmente la anarquista publicada por los Urales, Estudios y otras editoras libertarias).

Expulsado el padre en 1933, al año siguiente llega a España y encuentra trabajo en una litografía, se afilia a CNT (delegada de la sección en 1936), intenta enrolarse en la expedición a Mallorca como miliciana, forma en el comité de control de la fábrica y después trabaja en la administración del diario confederal Solidaridad Obrera.

Milita en las JJLL del ramo (delegada de la FL), en cuyo Mural hizo sus primeros pinitos como escritora.

Tras la derrota, permaneció en Barcelona e intervino en la lucha clandestina: en su casa se componía Solidaridad Obrera (caída en noviembre de 1945), colaboraciones en el Ruta clandestino (1946-1948), responsable de las relaciones con los presos y su abogado, etc.

Liberado Diego Camacho en 1952(al que había visitado en la cárcel años antes) y marchado a Francia en 1953, meses después le sigue a París y viven en Brezolles y Clermont-Ferrand (1954), milita en el MLE, Grupo artístico, desempeña cargos en los comités local y regional y mantiene algún tipo de contacto con los guerrilleros de Sabaté.

En 1957 responsable del Boletín Regional de FIJL desde Clermont-Ferrand, ciudad que abandona en 1958, se separa de Diego Camacho y se instala en Dreux con su hijo. Desde 1960 se une a Antonio Cañete, mantiene activa militancia cultural y orgánica (Teatro, boletín Surco) y sufre los tres años de prisión de su compañero encarcelado en España (1966-1969) con el que permanecerá hasta la muerte (1979).

Prosigue sus actividades en las décadas siguientes, cada vez más volcada hacia lo cultural y la propaganda (en 1987 en los actos barceloneses sobre "la mujer en la guerra civil", presente en varias de las Jornadas de Aprendizaje libertario de CNT (e) y CGT, en numerosas reuniones de propaganda, actos de cariz libertario y presentación de libros: exposición de Durruti, pre estreno de la película Libertarias, Congreso internacional del exilio cultural de 1939, etc, en Valencia, Madrid, Zaragoza, Valladolid, Béziers, Turín, Luxemburgo) pero sin olvidar las cuestiones orgánicas (milita en la CNT de Dreux hasta su disolución, más tarde en las Agrupaciones Confederales, asiste a todos los Congresos de la CNT de 1979-1983, de los escindidos y de CGT 1983-1997).

Consecuente con sus convicciones anarquistas se mantiene independiente y crítica y aboga por un acercamiento de las distintas fracciones libertarias que resalte las afinidades sobre las divergencias.

Colabora en Action Libertaire, Anthropos, Boletín Amicale, Boletín Ródano-Alpes, CIRA de Marsella, Le Combat Syndicaliste, Confrontación, Espoir, Mujeres Libertarias de Madrid, el Noi, Nueva Senda, Rojo y Negro, Ruta (clandestino 1946-1948, con varios pseudónimos), Surco (Dreux, redactó sus primeros números).

También interviene en la preparación de una antología de Luce Fabbri (La libertad entre la historia y la utopía, Barcelona 1998) y escribe la introducción a "Contribución a una biografía de Raúl Carballeira" (de Víctor García, París 1961).


Esbozo de una enciclopedia histórica del anarquismo español -Miguel Íñiguez
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Prensa libertaria y cenetista en el exilio.


Apenas terminado el ciclo de opresión alemana en Francia, en el atardecer de 1944, apareció en Toulouse el semanario “CNT” dirigido por Felipe Alaiz, y en París también salió, cuatrimestral, “Solidaridad Obrera”, a cargo de Cánovas Cervantes. A no tardar apareció “Ruta”, también semanalmente, órgano de las Juventudes Libertarias y conducido por Benito Milla. Debido al entusiasmo libertario suscitado por la inminente derrota de Hitler, amigo y protector del general Franco, estas publicaciones alcanzaron tiradas apreciables, pudiéndose cifrar en 27.000 ejemplares la de “CNT”, en 28.000 la de “Soli”, y en 12.000 la de “Ruta”.

Paralelamente a estas actividades periodísticas, la organización confederal instaló una “Radio CNT” en los montes Pirineos, en cierto modo itinerante para no ser localizada. En este servicio estuvieron Juan Ferrer, redactor, y Mariano Martínez, locutor, que ya lo había sido en la 26 División. Por motivos de improvisación e inestabilidad, esta radio, destinada a vocear sobre España, no rindió todo el resultado apetecido. Sin embargo, tras la reparación de tanda, se hacía apreciar en las zonas más próximas de Cataluña y Aragón, habiéndose incluso polemizado con el locutor de Radio Zaragoza. Esta modalidad de la propaganda oral, terminó sus días sin pena ni gloria en la Colonia Aymare, situada en el departamento del Lot. Sus antenas de 20 metros no alcanzaban las altitudes pirenaicas, y ante la autoridad francesa no se podían justificar ni como secadero de ropas...

Fugaz Impulso

“CNT” fue veleidosa en su primer tiempo por la pátina confederal descendente que trató de imprimirle el secretariado de la CNT exiliada. Sintiéndose incómodo por esta causa, Felipe Alaiz se ausentó del periódico, fundando, un tiempo después, en unión de IIdefonso González, la publicación “Impulso”, que debía desbancar al portavoz "reformista" de la Confederación. Desaparecido “Impulso” y normalizada la conducta del secretariado, Alaiz se reintegró a “CNT”, hasta que en 1947 renunció al cargo, que provisionalmente ocupó Juan Ferrer hasta ser confirmado en su misión por un Congreso confederal celebrado en el Cours Dillon de Toulouse. En varios lapsus ocurridos en la dirección del periódico, éste fue conducido por Miguel Chueca.

Aquí llegados, precisa aclarar una ocurrencia. Por encargo del secretariado, “CNT” fue trasladado a París. ¿Motivo exacto? El periódico había descendido a 13.000 ejemplares y los empleados en el mismo éramos nueve: director, ayudante de redacción, administradores primero y segundo, redactor artístico, y cuatro oficinistas. Fuerte gravamen que ponía en peligro la existencia del periódico. Se invitó a ese personal a trasladarse a la capital de Francia, a lo que sólo se avino el director. El resto del personal se quedó en Toulouse como estaba previsto. Artífices de ese cálculo, aceptado por todo el secretariado: Juan Puig Elías y Benito Milla. Al ilustrado y viejito D. Diego (sub-director) traté de llevármelo a París sin conseguirlo, cosa que sentí. Lo tomó a su cargo SIA.

En “CNT” colaboraron conmigo escritores del fuste de Piedra Vázquez, M. Chueca, G. Esgleas, Alberto Carsí, Felipe Alaiz, J. Patán, Mingo, J. Peirats, Viladomiu y otros, además del agudo caricaturista Juan Call. En 1954 me sucedió Peirats en la conducción de “CNT”, y dos años después lo reemplazó Federica Montseny. En 1960, por causas que se explicarán más adelante, “CNT” pasó a ser “Espoir”; sedicentemente órgano de la AIT, sección francesa. Actualmente “CNT” lleva treinta y cuatro años de existencia ininterrumpida, igual que su gemelo “Solidaridad Obrera”. Dos casos de longevidad muy notables y que no tienen parejo con la menor actividad publicitaria de los otros sectores sociales o políticos del exilio.

“Solidaridad Obrera” se distinguió desde el principio por su combatividad contra el franquismo y el bolchevismo. Su redacción era buena por contar con las excelentes plumas de Cánovas Cervantes, Ezequiel Endériz, García Birlán, García Pradas, José M. Puyol, Gastón Leval, más el caricaturista García Gallo, actualmente el "Coq" que colabora en revistas aristocráticas. Después de Cánovas, el director de “Soli” fue Antonio Casanovas, sucediendo a éste F. Gómez Peláez, que en la época se encarnizó contra la fracción disidente que en el Congreso confederal de París (1945) se negó a renunciar a la táctica ministerialista adoptada por la CNT en 1936, por motivos de guerra. El último director de “Soli” fue Juan Ferrer, entrado en ella en 1955, a ruegos de la Organización Zona Norte. En 1960 convertimos el semanario en la publicación mixta actual bajo el título de “Le Combat Syndicaliste” por supresión autoritaria de nuestro vocero tradicional. El ministro español Castiella visitó al gobierno francés, obteniendo de éste la suspensión drástica de “Soli”, “CNT” y “El Socialista”. El intento repetido de suceder “Soli” con “Solidaridad” simplemente, y a continuación con “Boletín Confederal”, “Boletín Informativo”, y “Boletín”, fracasó por la tenacidad negativa de la policía. No hubo más remedio, pues, que resignarse a la mixtura galo-española que había significado y viene significando “Le Combat Syndicaliste”, órgano de la CNT francesa.

Durante los 21 años que estuve en “Le Combat-Soli” disfruté la colaboración valiosa de José Viadiu, IIde, Camacho, Borraz, Federico Baldó (del Interior), Patán (del Interior), E. Carbó, Alaiz, Galindo, García Birlán, A. Samblancat, Puyol, G. Gracia, Alvarez Ferreras, F. Ferrer, M. Alcón, Casellas, C. Parra, M. Sánchez, Volga Marcos, R. Serarols...

Ruta, marcó época

“Ruta”, portavoz de la FIJL, estuvo a cargo, desde el principio al fin (1945-1960), de Benito Milla, escritor pulcro, que actualmente no debe recordar su bohemia del exilio. Este periódico consiguió marcar época y en él estaban, que recordemos, el indicado Milla, Germinal Gracia, Cristóbal Parra, L. Sarrau, D. Camacho, Raúl Carballeira y Téllez. Con la circunstancia de que varios de estos redactores fueron a ejercer resistencia en Cataluña, injertando también “Ruta” en aquel peligroso terreno. Durante unos años, “Ruta” exiliada se imprimió, de consuno con “Soli” y “CNT”, en la imprenta de Picavea cercana al Folies Bergére, en París. A “Ruta” le cupo morir en belleza, más por prohibición autoritaria que por carencia absoluta de fondos. Su colección ha de ser un tesoro para quien la posea.

“Solidaridad Obrera” tuvo edición africana durante unos años (del 1945 al 1948) en Orán, habiendo intervenido en ella Isabel del Castillo, Pérez Burgos, José María Puyol, Pedro Herrera y Muñoz Congost. Las características de esta “Soli” fueron la idealidad y la capacidad expositiva. De sus páginas partió la idea (consumada) de erigir una lápida a Miguel de Cervantes Saavedra en la cueva de Argel donde estuvo escondido para burlar el cautiverio. Este recuerdo emotivo levantado en loor al príncipe de las letras españolas, fue mancillado por una banda de falangistas irresponsables.

También Méjico tuvo su “Soli”, a partir de 1944 hasta (intermitentemente) 1960. La dirigía José Viadiu y en ella colaboraron toda suerte de compañeros sin distingos partidistas. Hasta que el encono subió de punto y la publicación perdió derecho de vida. En esta “Soli” y en la revista “Estudios Sociales”, que alcanzó ocho números, Viadiu realizó una obra de enjundia. Suponemos que ambas publicaciones alguien las tiene guardadas.

Tierra y Libertad, puro grito

“Tierra y Libertad” (conjunción del grito de R. Flores Magón y de T. y L. de Barcelona), también merece alta estima por la labor desarrollada y la constancia de los compañeros en mantener ese paladín de las ideas ácratas. Nacido, creemos que en 1944, T y L sigue publicándose, diríase que mensualmente, con la originalidad de dar a luz trimestralmente un número revista de gran relieve artístico, al propio tiempo que doctrinario. En T y L se dan las firmas de B. Cano Ruiz, M. Alcón, J. Viadiu, Viadiu Ródenas, Guilarte, Negro Andrade, Campio Carpio, Stefan Baciu, y muchísimos otros, marcando el trayecto de una larga existencia. La característica de T y L es su carácter internacionalista, que abarca preferentemente la cohesión libertaria de la América Latina.

Quedan otros títulos a marcar, como la fugaz revista “Universo” de Federica Montseny, el boletín libertario en catalán “Terra Lliure”, que sigue publicándose en París; una publicación libertaria que en los años 45-46 apareció en Rennes, y otros intentos igualmente esporádicos.

Ejemplo de perennidad y cultura lo da la revista “Cenit”, apareciente en Toulouse desde el año 1956, en la cual actualmente se ejercen Miguel Celma, Federica Montseny y Ramón Liarte. Nació en la redacción de “Soli” de París tras reunión de la comisión de cultura formada por Soto y Gómez P. de “Soli”; Ferrer y García Birlán, de “CNT”; Benito Milla, de “Ruta”; Felipe Alaiz, Bernardo Pou y Elías en nombre del secretariado confederal. El primer director fue García Birlán, y con la conducción de Federica, Celma y Liarte, la revista “Cenit” sigue publicándose, cada dos meses, visiblemente superada. Por turno mensual la habían confeccionado Montseny-Ferrer-Peirats, sin resultado apreciable. Cada número cambiaba de fisonomía.

“Soli”, bajo la égida de Gómez Peláez, inició la publicación de un “Suplemento Literario de Solidaridad Obrera”, mensual que logró mucho crédito por las colaboraciones escritas y las ilustraciones que publicaba. Este director alcanzó hasta el número 31, tomando la sucesión del suple J. Ferrer, que al llegar al número 96 se vio precisado a dar a este suplemento el nombre de “Umbral” por el inconveniente ocurrido a “Soli”. Para fijar la importancia literaria adquirida por la revista “Suplemento- Umbral” (de Umbral se cuentan 101 números) bastará dar una relación de los colaboradores insertos en sus páginas: Vidal y Planas, E. Zamacois, Campio Carpio, F. Valera, J. Viadiu, V. Marcos, Avenir Rosell, R. Estrada, A. Samblancat, Alaiz, F. Avila, Ferrándiz Alborz, Carmona Blanco, Avila Echazú, F. Moro, E. Armand, Prado Rodríguez, Abarrátegui, G. Oliván, Hem Day, Luis di Filippo, Murillo y Vacareza, J. Uriel García, C. M. Rama, León Felipe, O. C. Echazú, Vega Alvarez, J. Giraud, F. Alvarez Ferreras, H. Guzmán Arce, E. Relgis, Marcos Ana, P. Bosch Gimpera, Fontaura, Luis Capdevilla, G. Gracia, A. Camín, B. Milla, Mendieta Núñez, Antenor Orrego, F. Alegría, A. Iduarte, Puyol, John dos Passos, M. Swadesh, A. Gerbi, Alban Rosell, M. Suárez Miraval, Chicharro de León, F. Caravaca, D. A. de Santillán, Rosa Castro, Quezala Gochi, P. Carbó, Alex Comfort, Gustavo Cochet, R Saavedra, C. D. Otero, Max Aub, J. Icaza, Puig Espert, I. Fabela, Albert Camus, D. Iglesias, D. Forestier, A. Lorulot, A. Lapeyre, F. Montseny, Sol Ferrer, J. Peirats, L. Sarrau, J. Alberola, Costa Iscar, Rosa Arciniega, Lewis Mumford, E. Vuillermoz, G. Trillas, Dr. J. Lazarte, J. Pahissa, R. Asso, Del Amo, G. Tella, Mario, Lamolla y muchos más, abarcando todos los aspectos del saber.

Frente Libertario, envés

Afectando a la disonancia confederal apareció, durante años, “España Libre” defendiendo el absurdo lema "Con España o contra España"; y mucho más acá, con motivo de una segunda sangría, vio la luz “Frente Libertario” encontrándose en él, paradójicamente, Gómez Peláez, y en plano secundario el ex integérrimo Ilde González. Sin esos déficits unitarios, la CNT de España en el exilio hubiese tenido un hacer mucho más positivo.

Queda por mencionar la labor editorial libertaria acometida desde “Universo”, “Soli-Umbral”, “Tierra y Libertad” de Burdeos y Méjico, Secretariado de la CNT, más la ópima labor de algunos particulares, habiendo dado, el conjunto, un número apreciable de folletos, libros e ilustraciones. Ha habido también exposiciones de arte y sobre la guerra de España, todas ellas muy conseguidas.

Creemos, pues, que en el exilio no hemos perdido todo el tiempo.

Juan Ferrer en “Historia Libertaria” nº5, mayo-junio de 1979
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Escuela laica y racionalista


GRUPO ESCOLAR RACIONALISTA DE ORRIOLS. Ubicado en las Escuelas Salesianas. Camino de Barcelona 182.
"L'ensenyament racionalista pot i ha de discutir-ho tot, situant prèviament els nens sobre la via ampla i directa de la investigació personal"
Más información: fundación Ferrer i Guardia:


http://www.laic.org/index.htm

Los medios anarquistas apuestan en los años 30 por una enseñanza racionalista, laica y coeducadora. Impulsan un abanico heterogéneo de opciones: escuelas dependientes de los sindicatos, ateneos, centros dependientes de las agrupaciones de las Juventudes Libertarias. Este modelo educativo es concebido como instrumento de educación de la clase trabajadora, se fundamentada en la razón y la ciencia, rechaza todo dogma y se erige como la antítesis de la escuela religiosa o pública conservadora. Su vocación es convertirse en un proyecto escolar opuesto y alternativo al sistema educativo oficial. Insistía en los “valores actitudinales”: aprendizaje de la solidaridad, igualdad independencia, respeto a la Naturaleza. Podemos resumir los objetivos y valores de la escuela racionalista en:

Coeducación
Potenciación de las tareas colectivas, en grupo y trabajo en común con el maestro
Textos similares a los utilizados por la escuela Moderna
En ocasiones alteran la distribución tradicional de los bancos y pupitres, eliminando las tarimas.
Fomentar el contacto con la naturaleza
Atención a la educación artística
Importancia de los trabajos manuales
Visitas e intercambios con alumnos de escuelas similares




ATENEOS OBREROS
El Libro de Registro de Asociaciones del Gobierno Civil de Valencia proporciona datos sobre la constitución de los siguientes ateneos de carácter anarquista y anarcosindicalista en los dos primeros años de la Segunda República:

NOMBRE
LOCAL.
FECHACONST/PRESENT. ESTATUTOS
OBJETO
SOCIAL
PRESIDENTE

Ateneo Libertario de Divulgación Social de los Poblados Marítimos
Valencia
22-09-31/20-09-31
Política
Arturo Colomer

Ateneo Racionalista
Valencia-Grao
27-12-32/12-02-33
Difusión cultura integral
Antonio Paredes


La actividad más habitual en esos centros-cuyos locales eran con frecuencia pequeños pisos o simples cuartitos- en estos primeros años era la organización de charlas y conferencias, lo cual resulta lógico dadas las dificultades existentes -sobre todo por la carencia de medios materiales pero también por las múltiples ocupaciones de los militantes- para mantener a largo plazo proyectos como cursos, escuelas, etc. En cuanto al tipo de personas que frecuentaban estos ateneos, Ramón Quiles -militante de las JJLL y del Ateneo Libertario de Russafa durante la década de los treinta- señala que a este último solían acudir normalmente unas veinte personas, entre ellas muchos jóvenes de ambos sexos, más chicos que chicas, aunque la presencia femenina se incrementa a medida que avanza la República y especialmente durante los años de la guerra. (referencia tomada de NAVARRO NAVARRO, Fco. Javier, Ateneos y grupos ácratas. Vida y actividades culturales de las asociaciones anarquistas valencianas durante la Segunda República y la Guerra Civil).

Los ateneos tuvieron una vida azarosa, sufrieron, particularmente en el bienio negro numerosos cierres, algunos de sus miembros sufrieron encarcelamientos.

La mayoría de los ateneos fundados en estos años solían presentarse a la opinión pública y a los militantes, organismos y centros culturales libertarios, en comunicados aparecidos en la prensa afín. En ellos era habitual dedicar algún recuerdo a los "camaradas presos y perseguidos por la causa", así como a las víctimas de la represión burguesa. Asimismo, los responsables de estos centros se afirmaban en su propósito de "acabar definitivamente con la ignorancia" y hacían especial hincapié en la labor cultural. Aprovechaban también para solicitar libros, folletos y prensa para la biblioteca que comenzaban a formar en sus locales. Entre las actividades educativas proyectadas destacaba la puesta en marcha de una "amplia serie de conferencias y charlas" que, en muchos casos -y debido a las circunstancias ya mencionadas-, se reducía a dos o tres actos de este tipo.

...No siempre estos centros realizaban sus actividades de forma aislada. En ocasiones sus militantes aprovechaban alguna excursión o gira para reunirse con miembros de asociaciones similares en el marco de jornadas de "confraternización". El Ateneo de Divulgación Social de Moncada, creado en agosto de 1931 (véase tabla anterior), invitó a finales de octubre de ese año a los ateneos de Valencia (Ateneo Anarquista de Valencia, Mislata, Foios, Paterna y Grao de Valencia) a una "gira campestre" a celebrar en la Pinada de la Masía de Campo-Olivar.

Cartel en Esperanto




Entre los más destacados en Valencia figuran:

Nuevo Ateneo de Ruzafa o Ateneo Libertario de Divulgación Social de Ruzafa ubicado en la calle Maestro Aguilar 4, posteriormente trasladado a Denia 49
A diferencia de muchos de los ateneos ya mencionados, este centro gozó de una vida más prolongada y desarrolló también su actividad durante la guerra civil.. En estos años estaba asociado a las prácticas culturales de muchos jóvenes libertarios de este barrio valenciano, en un principio adheridos a la FAI y posteriormente a las JJLL.

Ateneo Anarquista de la calle Alberique 11
El centro se inauguró con una conferencia de José España en torno al tema: "La cultura del pueblo". El acto de apertura coincidió con la puesta en marcha de la escuela racionalista que aquél acogía en su seno.

Ateneo de Divulgación anarquista de Valencia Plaza de Cisneros 5, mas tarde en Tapineria 5, 2ª
Este centro desarrolló una intensa actividad durante los años 1931-1932. Durante ese período celebró varias "giras" y conferencias. Asimismo resulta relevante su labor en la ayuda a los militantes presos (normalmente mediante suscripciones y donativos), convirtiéndose en uno de los ateneos valencianos que más contribuían a esta causa en esos años. Otra de sus prácticas habituales era la venta de libros y folletos anunciados en la prensa, así como la organización de rifas de libros con el fin de obtener fondos para algunas de las campañas iniciadas por el centro y desarrollar, paralelamente, una labor de difusión cultural.

Centro Proletario Cultural de Valencia Camino de Barcelona 30
Su creación fue iniciativa de los militantes de las barriadas de Sagunto, Orriols y Marchalenes, en las que se formó una generación de jóvenes libertarios bastante activa en el terreno cultural hasta el final de la guerra civil: un ejemplo son las escuelas racionalistas desplegadas por las JJLL de Orriols en plena contienda. El centro fue constituido en noviembre de 1931 y tuvo desde ese momento hasta mediados del año siguiente (siguiendo una tendencia común a otros muchos ateneos) su época de esplendor. Uno de sus primeros actos públicos fue la organización de un mitin en el que intervinieron oradores muy conocidos en Valencia, como Antonio Badal, José España, Aurora López o Juan Rueda, lo que ratificaba la orientación plenamente anarquista de este ateneo.

Ateneo de Divulgación Social del Grao, Avda. del Puerto 255
Primero, organizó puntualmente -dos veces por semana, generalmente jueves y sábado- conferencias impartidas por conocidos militantes y propagandistas libertarios. Esta actividad fue especialmente intensa en los meses finales de 1931

Ateneo Sindicalista Libertario, Campaneros 20, 3ª
El momento de mayor actividad cultural de este ateneo se situó en los meses centrales de 1933. En mayo y junio -como era habitual con la llegada del buen tiempo- fueron las giras a las playas cercanas a Valencia la práctica más habitual. En julio se anunciaron una serie de conferencias sobre sindicalismo y política (que iban a pronunciar los militantes Alandi y Messeguer) con ocasión de la inauguración del nuevo local del centro.



Pueden resumirse las funciones más destacadas de los ateneos ácratas en:

1. Capacitación/socialización de la propia militancia. Lugares de aprendizaje a ellos tenían acceso simpatizantes y personas no afiliadas a organizaciones anarquistas, que se familiarizaban así con la vida, la cultura y la ideología libertarias. Lugares de sociabilidad, de reunión y ocio.

2. Difusión de la cultura en general. Concebida ésta como un arma de emancipación social, la educación de las clases populares se convierte e una prioridad. Se despliegan para este fin múltiples iniciativas y recursos: escuelas, cursillos, clases, conferencias, bibliotecas, periódicos y revistas.

Los centros culturales libertarios se inscriben así en la tradición de los ateneos populares, progresistas u obreros de las décadas anteriores.

ATENEOS ANARQUISTAS Y ANARCOSINDICALISTAS VALENCIANOS DURANTE LA II REPÚBLICA YLA GUERRA CIVIL (1931-1939).

A) II REPÚBLICA

Valencia-ciudad:

- Ateneo Libertario de Divulgación Social del Grao (Ateneo Libertario del Grao; Ateneo Libertario de Divulgación Social de los Poblados Marítimos).
-Ateneo Racionalista del Grao.
-Ateneo Sindicalista Libertario de Valencia.
-Ateneo Racionalista de Castellar.
-Ateneo Cultural de Divulgación Social de la Cruz Cubierta.
-Ateneo Proletario Cultural, del Camino de Jesús (Ateneo Cultural de la Barriada de Jesús).
-Ateneo Cultural, del Camino del Cementerio.
-Ateneo Cultural Proletario de la Barriada de Patraix y su radio.
-Ateneo Libertario de Divulgación Social de Ruzafa.
-Ateneo de Divulgación Anarquista del Centro (Ateneo de Divulgación Anarquista de Valencia).
-Ateneo Proletario Cultural, del Camino de Barcelona (Centro Proletario Cultural de Valencia).
-Centro Proletario Cultural del Pueblo de los Orriols.
-Ateneo Cultural Social, de Orriols.
-Ateneo Cultural Proletario, del Socors.
-Ateneo anarquista, de la calle Alberique.

B) GUERRA CIVIL

Valencia-ciudad:
-Ateneo de Divulgación Anarquista de Valencia.
-Ateneo de Divulgación Social del Distrito del Centro (Ateneo Anarquista del Distrito del Centro).
-Ateneo de Divulgación Social, del Camino del Cementerio.
-Ateneo Racionalista (Libertario) de la Vega Baja (JJLL).
-Ateneo de Divulgación Social de la Barriada de Ruzafa (JJLL).
-Ateneo Libertario de la Barriada de la Misericordia (JJLL).
-Ateneo Libertario de la Barriada de la Libertad.
-Ateneo Cultural Libertario, de la Carretera de Madrid.
-Ateneo Cultural de la Cruz Cubierta.

(Procede de: NAVARRO NAVARRO, Fco. Javier, Ateneos y grupos ácratas. Vida y actividades culturales de las asociaciones anarquistas valencianas durante la Segunda República y la Guerra Civil, Valencia, Biblioteca Valenciana, 2002, pp.581-586)
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Especial-Dossier: Juventudes Libertarias.

Especial-Dossier: Juventudes Libertarias.
Sede de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias (FIJL). Calle de la Paz de Valencia.

World News

Himno de la organización anarquista Juventudes Libertarias. Se publicó en el Cancionero Revolucionario de Ediciones Tierra y Libertad (Burdeos, 1947).

JUVENTUD (mp3)

(A dos voces)

Juventud de lucha proletaria, ilusión del porvenir, bella esperanza libertaria que alumbra nuestro vivir; es nuestro lema la Anarquía, es nuestro escudo la verdad, damos el pecho si es preciso hasta morir, morir por la libertad.

Anarquista fiel y generoso, esforzado luchador a quien ni el tiempo ni el martirio el entusiasmo apagó, las Juventudes te recuerdan y de tu vida aprenderán. ¡Viva por siempre la Anarquía, que es el Sol, sol de justicia social!

Especial-Dossier; FIJL.ya en pdf.

En version pdf, editado este pequeño dossier por los Jovenes Anarcosindicalistas, sobre la historia de la FIJL. Este trabajo esta dedicado con todo nuestro respeto, a los que siempre lucharon por la libertad, ayer, hoy y siempre...


Historia de las Juventudes libertarias (PDF - 1.5 MB)
edita: JJ-AA VALENCIA



"...Jóvenes libertarios de Valencia, Barcelona, Granada y Madrid constituyeron Las Juventudes Libertarias (JJLL) también llamadas Federación Ibérica de Juventudes Libertarias (FIJL) en el Congreso celebrado en Madrid en agosto de 1932. Con rapidez se extendió la organización por toda España llegando a convertirse en la tercera rama del movimiento libertario junto con la CNT y la FAI. En su seno se dibujaron dos tendencias; las que entendían las Juventudes Libertarias como la rama juvenil de la FAI y la de quienes preconizaban su independencia como organización."